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Si funciona en Argentina, funciona en todo el mundo
Si hay un lugar donde se requiere una moneda virtual como el bitcoin, este no es Europa o Estados Unidos sino Argentina: solo en 2014, el peso argentino perdió 25% de su valor. Además de ello, las restricciones para la compra y el ahorro en moneda extranjera explícitas e implícitas son tales que la mayoría de argentinos prefiere el colchón y las refrigeradoras para guardar el dinero antes que los bancos: menos de la mitad usan tarjetas de crédito o cuentas bancarias.
Además de por una necesidad práctica, Argentina es un país propicio para probar el uso del bitcoin por su afinidad con la tecnología: en el país gaucho existe un cluster de empresas vinculadas al sector tecnológico de clase mundial.
Por ello no es sorpresa que Argentina, a pesar de tener un número de usuarios relativamente pequeño que apenas se distingue en las estadísticas mundiales de usuarios de bitcoin, se haya convertido en el primer lugar (y quizás el único) en el mundo en el que el bitcoin ya está siendo utilizado para transacciones comerciales.
Bitcoin apareció por primera vez en 2009 y fue introducido por la figura misteriosa de Satoshi Nakamoto. El software detrás de su creación dispuso que los bitcoins se emitieran de uno en uno de forma lenta y progresiva hasta llegar a los 21 millones de unidades. Cuando llegue este momento que está previsto en más de 120 años, no se emitirían más bitcoins. Por una mera cuestión de diseño, los bitcoins son muy bien apreciados por quienes se oponen a que los bancos centrales tengan la capacidad de emitir moneda de manera discrecional; y, por quienes buscan una alternativa de inversión cuyo valor debería subir en el tiempo.
Si bien, al menos en términos de valor del bitcoin, no se ha materializado la expectativa de que su escasez implícita genere un incremento constante del valor (el valor del bitcoin ha fluctuado entre los USD 70 y los USD 1,200 en los últimos dos años), el bitcoin ha creado una red financiera online que ya es capaz de mover dinero de un extremo al otro del mundo, sin pasar por los intermediarios tradicionales como los bancos, las empresas de tarjetas de crédito o de transferencias o los servicios como PayPal. El funcionamiento del bitcoin es bastante complejo. Sin embargo, su impacto se asemeja al del email que prácticamente sacó del negocio al correo postal o al Internet que propinó un duro golpe contra las editoras de medios de comunicación impresos.
En Argentina ya existen empresas como BitPagos, una start-up que le permite a más de 200 hoteles recibir pagos en bitcoins de sus clientes; o como Avalancha, una empresa de retail online que ya acepta bitcoin como medio de pago y ofrece un 10% de descuento a los clientes que lo usen. Y, por supuesto, también existen los cambistas quienes le pueden dar dólares o pesos a cambio de bitcoins. Mientras los analistas económicos tradicionales todavía siguen analizando en modelos teóricos las posibles implicancias del uso del bitcoin para lo política monetaria, en Argentina los economistas de la calle ya decidieron que es útil y mucho mejor que usar al peso argentino como moneda y a las empresas financieras tradicionales como intermediarios.
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