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¿Tiranía de género?
Desde hace algún tiempo se ha iniciado una revolución sexual que gira básicamente en torno a la lucha por la igualdad de género. La idea general es: todos merecemos ser tratados por igual y la inclusión es la única opción.
Esto se ha traducido en esfuerzos conjuntos, al menos en los países de “primer mundo”, para generar espacios donde las personas sean libres de decidir qué y quiénes quieren ser. Pero la situación puede haberse tornado un tanto confusa, de acuerdo a un reciente artículo de Times escrito por Alice Thomson, columnista del medio, y titulado “Let’s halt the tyranny of the gender brigade”.
En el Reino Unido, The Girl’s Schools Association ha emitido un comunicado que establece que no se podrán emplear los términos chicas, niñas, jovencitas o mujeres para referirse a las colegialas, solo se les podrá llamar estudiantes o pupilas. Así mismo, el Consejo de la ciudad de Brighton and Hove ha recomendado a los padres de familia que ayuden a sus hijos a definir su sexualidad antes de que entren en etapa escolar, es decir, antes de los 5 años. Muchas otras escuelas les preguntan a sus estudiantes si prefieren usar faldas o pantalones sin importar su sexo.
Para Thomson estas acciones no son malintencionadas y las personas que las promueven están realmente convencidas de que se trata de la forma correcta de proceder. Por muchos años, la sociedad se ha obsesionado con separar rígidamente a las mujeres y a los hombres, creando estereotipos muy marcados. Hoy el abanico de etiquetas es mucho más variado. Sin embargo, cuando acciones como las mencionadas antes son impulsadas desde escuelas, hospitales o compañías se podría estar produciendo un efecto inverso y segmentar a las personas en pequeños grupos de acuerdo a su opción sexual podría tener el mismo efecto castrense y cuadriculado.
Los niños se encuentran aún en una etapa muy confusa y no son realmente capaces de decidir si quiera qué quieren ver en la televisión, mucho menos podrán decidir su identidad sexual. El actor británico Rupert Everett manifestó en una reciente entrevista que de pequeño creía que quería ser mujer pero que luego de cumplir 15 años se dio cuenta de que se sentía bien como hombre. “Creo que muchos niños tienen una ambivalencia cuando son jóvenes respecto a su sexualidad”, comentó.
El National Health Service del Reino Unido (el equivalente a EsSalud en Perú) señala que el número de niños tratados por disforia de género (trastorno sexual que se presenta por el conflicto emocional que genera la discordancia entre el sexo asignado al nacer y la identidad sexual de la persona) se ha cuadruplicado en los últimos cinco años. Thomson hace referencia a la opinión de una jueza que estima que la cantidad de casos de menores demandando a sus padres para poder cambiar su sexo se incrementará. Pero es importante recordar que someter a un niño a tratamientos hormonales agresivos puede tener graves consecuencias como la infertilidad.
Para Thomson el camino correcto es no generar todo un drama alrededor de la opción sexual de una persona y mucho menos forzar a los niños a tomar decisiones para las que no están preparados.
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