IDEAS
Los ''jardineros'' del cerebro
Los expertos recomiendan dormir por lo menos 8 horas diarias ya que esto tiene grandes beneficios para la salud y la mejora del sistema inmunológico. Pero cuando las personas se encuentran en tiempo de escuela o universidad, o están inmersos en un importante proyecto y deben cumplir con otras responsabilidades al mismo tiempo, las horas de sueño se ven reducidas pues no se le da la importancia que merece. Algo muy común entre los universitarios es pasar toda la noche estudiando para un examen importante y dormir solo un par de horas. El problema es que cuando están rindiendo su evaluación, no pueden recordar nada de lo que estudiaron. ¿Por qué? Porque no durmieron lo suficiente.
Las personas aprendemos cosas nuevas todos los días, pero cuando debemos recordar datos importantes y complicados o extensos, podemos llegar a sentir que nuestro cerebro se ha saturado y, de hecho, esto suele suceder. Este órgano funciona como una gran computadora con capacidad de almacenamiento un tanto limitada. Para ingresar más información nueva es necesario borrar aquella que ya no nos es útil. Esto se conoce como “poda sináptica” y es algo que podemos manejar, de acuerdo a Fast Company y su artículo “Your brain has a ‘delete’ button- here’s how to use it”.
Para comprender mejor cómo funciona esto, imaginemos que la célula glial (soporte de las neuronas, interviene en el proceso de almacenamiento de data) de nuestro cerebro es un gran jardín, donde nuestras neuronas crean conexiones entre sí cada vez que aprendemos algo nuevo, a esto se le conoce como conexión sináptica y el resultado lo ejemplificaremos con una flor. Cada vez que recibimos nueva información, nace una flor y así nuestro jardín se va poblando.
Pero todo jardín, para mantenerse sano, necesita un jardinero que lo cuide. Nuestro cerebro cuenta con más de uno, y se llaman células microgliales y podan el jardín retirando las flores que no son útiles. Para diferenciarlas de aquellas que se deben mantener y cuidar, el cerebro produce algunas proteínas, como la C1q, que marcan la información que ya no usamos y que, por lo tanto, no es útil. Así, se limpia el jardín y se deja espacio para nuevas flores.
Uno de los factores más sustanciales aquí es dormir. Cuando lo hacemos, nuestro cerebro puede realizar este proceso de manera óptima, de manera que al despertar nos sintamos listos para aprender más. No solo hablamos de las 8 horas diarias mínimas, sino también de las pequeñas siestas por la tarde de 10 y 20 minutos que permiten que los jardineros realicen su trabajo.
En cuanto al riesgo de olvidar cosas importantes, el secreto es ser consciente de lo que necesitamos conservar y concentrar nuestros esfuerzos en las cosas que debemos recordar para evitar que las proteínas en nuestro cerebro marquen esa información como obsoleta y que los jardineros la poden.
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