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Vías rápidas para bicicletas
Quienes viven en Lima saben lo importante que es la Avenida Arequipa y, es curioso observar lo que ocurre cuando esta se cierra los domingos y obliga a todos los que quieran transitar por ella a caminar o tomar la bicicleta con la cual recorre sus calles no solo por la pequeña franja asignada como ciclovía, sino por ambas pistas de ida y vuelta.
¿Qué pasaría si ese cierre fuese permanente y todos los que viven a lo largo de los varios distritos que cubre esta vía, se ven obligados a caminar o tomar sus bicicletas? Probablemente, ocurriría lo mismo, no sería el fin del mundo y habría menos autos en las calles.
Algo similar parece haber ocurrido en Alemania, cuando en 2010, la autopista que conecta Duisburg y Dortmund, fue cerrada como parte un proyecto cultural.
Unos tres millones de personas tuvieron que decidir si caminaban o manejaban sus bicicletas como medios de transporte durante un día completo. El resultado de la medida fue inesperado, la autopista se convirtió en un extenso camino congestionado por bicicletas, y, cinco años después, se abrió la primera etapa de una gran vía rápida de bicicletas, que ha dado lugar a que actualmente se construyan más, tal como se ha logrado en otros países del continente europeo, según The Guardian en su artículo “Could intercity cycle highways revolutionise the daily commute?”.
El plan es construir una vía de más de 99 kilómetros de distancia, que conecte 10 ciudades y 4 universidades, lo cual se espera contribuya a sacar 50 mil autos de las calles, lo cual reducirá 16 mil toneladas en emisiones de dióxido de carbono, según la Regional Assocation Ruhr.
Lo que diferencia es esta ciclovía de las convencionales que conocemos todos (espacios juntos a las veredas pintados de amarillo en Europa y rojo en Perú) es que reduce la posibilidad de que ocurran accidentes, ya que al ser un espacio separado, protege a los usuarios de colisiones o atropellos por parte de vehículos motorizados.
En cuanto a la demanda que esta pueda tener, Martin Tönnes, planificador urbano, señala que 1.6 millones de personas viven en el tramo que cubre la vía, de los cuales 150 mil son estudiantes y 430 mil trabajadores, por lo que se convertiría en un medio bastante usado.
Además, en este momento en Europa se ha desatado una nueva moda que es usar bicicletas eléctricas, lo cual hace mucho más sencillo realizar largos trayectos. En Alemania aún existen algunas trabas y demoras debido al alto costo de la construcción de estas vías (más de USD 2.1 millones por kilómetro, aproximadamente). En total, la vía de Ruhr costaría USD 203.8 millones.
La construcción de un espacio semejante en el Perú sería difícil. Sin embargo, es importante que las autoridades locales se tomen más en serio la construcción e implementación de ciclovías rápidas que brinden a los usuarios un espacio seguro para transportarse.
Ojalá algún día alguien se tome en serio la idea de extender este cierre y convertir la Avenida Arequipa en la primera vía rápida para bicicletas.
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