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Prevención contra el cáncer
En varias notas de esta web se ha informado sobre numerosos artículos que dan cuenta de la evolución del cáncer como enfermedad, de las investigaciones que se realizan y de los factores que inciden en incrementar el riesgo de contraer la enfermedad.
Recientemente, un artículo de The New York Times titulado “Helpless to prevent cáncer? Actually, quite a bit is in your control”, analiza los hallazgos de una serie de investigaciones realizadas y brinda mayor información acerca de aquellas pequeñas decisiones personales que podrían hacer la diferencia y que permitirían reducir las posibilidades de desarrollar células cancerígenas.
Precisamente, cita el caso de unos investigadores de JAMA Oncology, periódico mensual de medicina, quienes realizaron estudios para cuantificar cuan definitivo es llevar una vida sana para reducir el riesgo de cáncer. Para este fin se identificaron cuatro factores que se relacionan frecuentemente con la enfermedad: fumar, beber alcohol, obesidad y ejercicio.
En la investigación se empleó información recopilada en otros estudios, el Nurses’ Health Study y el health Professionals Follow-up Study, así como estadísticas de cáncer en los Estados Unidos, de 16 531 mujeres y 11 731 hombres que calificaron como personas de “bajo riesgo”, respecto del total de participantes. Aproximadamente el 82% de mujeres y 78% de hombres que enfermaron con cáncer al pulmón pudieron haber evitado esto si hubiesen cuidado los cuatro factores antes mencionados. Algo similar ocurrió con el caso del cáncer colon-rectal y pancreático.
Si bien, los investigadores reconocen que existen factores que no se pueden controlar como la genética (si en la familia materna se han presentado casos de cáncer, las posibilidades de riesgo se incrementan) y las condiciones ambientales. Sin embargo, existen cosas sobre las que sí se puede incidir y estas tienen que ver con la alimentación, pero también con los hábitos de vida.
En este sentido, se apuesta por el consumo de productos naturales, realizar actividad física, no fumar, no beber alcohol en exceso, evitar la acumulación de estrés, cuidar la exposición a artefactos como microondas, teléfonos celulares o computadoras, usar bloqueadores de rayos ultravioletas tanto durante el invierno y el verano, entre otras.
En otras palabras, se trata de tener una vida sana y esto pasa por preocuparse por lo que se le da al cuerpo, lo cual incluye algo más que la alimentación cotidiana.
Esto significa que las acciones de prevención están en las manos de cada persona, sin que nadie pueda intervenir en las decisiones que se toman a diario.
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