IDEAS
Lo mejor de los “recuerdos imprecisos”
La primera vez que subí en un avión tenía 2 años y alguna vez he sorprendido a mi madre, recordando cada detalle de esa ocasión, mi abrigo rosado, el maletín que arrastraba e incluso algunos detalles que nunca formaron parte del momento memorable.
Lo que no sabía hasta ahora es que esa predisposición a cambiar los recuerdos muchas veces es más importante que recordar de manera precisa lo que pasó. Y es que la memoria funciona de forma misteriosa y a veces no es 100% confiable, según afirma el artículo de The Wall Street Journal titulado “The Value of a Flawed Memory”
Los seres humanos de forma consciente o inconsciente modificamos nuestros recuerdos, en la gran mayoría de casos para beneficiarnos porque necesitamos lo que sentimos en nuestro recuerdo, o necesitamos recordar las cosas de cierta forma para no tener siempre presente un recuerdo traumático. Casi como un mecanismo de defensa antes que con el objetivo de quedar bien con terceros con nuestra historia.
En el artículo, se cita el caso de un abogado que recordaba el día en que su madre dio a luz a su hermano pequeño como un momento especial que vivió con su padre que lo distrajo todo el tiempo que duró el proceso, contándole la historia de cómo el hombre había llegado a la luna.
Para el abogado, ese día su padre le demostró lo importante que era para él, aun cuando estaba naciendo un nuevo hermanito. Lo que supo muchos años después, es que el hombre llegó a la Luna, un año después que su padre le contó la historia. Para él, no tenía importancia el hecho que la historia que le relató su padre fuese ya una realidad, sino el momento que vivieron juntos.
Los expertos afirman que casos similares hay millones, llenos de errores e imprecisiones sobre lo que realmente ocurrió, pero que sirven para ayudarnos a seguir adelante.
La mayoría de las veces pueden combinar dos hechos que no necesariamente ocurrieron en el mismo tiempo o lugar, comprimir eventos largos en periodos cortos, exagerar cosas positivas o negativas para darle efecto dramático al recuerdo, cambiar nuestros recuerdos en función de lo que otros piensan, o, para que coincidan con eventos recientes.
En realidad, eso es lo mejor de los “recuerdos imprecisos”, su capacidad de ayudarnos a construir lo que somos.
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