IDEAS
El error como oportunidad
La vida de una persona se define por las decisiones que esta decida tomar y cómo afronta las consecuencias de las mismas, las cuales pueden ser inciertas y, en muchas ocasiones, no esperadas. Toda nueva aventura es emprendida con optimismo y se suele esperar alcanzar el éxito rápidamente. Sin embargo, es común tomar decisiones poco acertadas, por lo cual es importante encontrar estrategias que permitan lidiar con la frustración causada por no lograr lo deseado.
Precisamente, un reciente artículo de Harvard Business Review (HBR), titulado “What to do when you’ve made a bad decisión”, brinda recomendaciones para lidiar con la toma de malas decisiones y sus consecuencias.
El primer paso es reconocer que se ha cometido un error al tomar dicha decisión, antes de que las consecuencias alcancen niveles más perjudiciales. Sin embargo, aceptar que aquello en que se ha invertido tiempo y dedicación no ha sido más que un error, suele ser a veces más difícil que absorber las consecuencias.
Muchas personas rechazan el divorcio como una opción cuando se dan cuenta de que su matrimonio ha fracasado a pesar del esfuerzo realizado y prefieren intentar reparar los daños, en lugar de declinar a tiempo y evitar mayores problemas. Es importante evaluar todos los aspectos involucrados y realizar un balance de los pros y contras a fin de identificar si se trata de un error o solo un obstáculo fácil de superar.
El segundo paso es identificar aquello que se puede hacer para enmendar los errores cometidos. Se trata de encontrar el remedio adecuado que resuelva los problemas ocasionados. En este punto es necesario que se analice el panorama completo de manera que se logre corregir todos los efectos negativos generados.
El tercer paso es extraer todo el aprendizaje posible que evite recaer en el mismo error otra vez. Toda situación, por más adversa que sea, debe ser percibida como una oportunidad de aprendizaje para crecer a nivel personal y un desacierto no puede ser la excepción. Aprender de una falla propia se puede convertir en una gran arma de prevención frente a circunstancias futuras.
El cuarto y último paso recomendado por HBR es trasladar el conocimiento adquirido a otras personas. Todos se encuentran en riesgo de cometer errores, pero solo aquellos que aprenden de lo ocurrido pueden convertirse en referentes. Este punto debe ser considerado como de doble vía porque beneficia tanto a aquel que imparte el conocimiento como aquel que lo recibe.
Y es que cometer errores es parte del proceso de crecimiento de toda persona y no existe caso de éxito que no haya presentado algunos obstáculos en el camino. El secreto se encuentra en el reconocimiento del error propio y el aprendizaje que se pueda extraer de este.
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