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La inseguridad y la paternidad

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Las anteriores generaciones de niños crecimos sin tener miedo de hacer cosas solos y nuestros padres confiaban en que podíamos hacerlo.
26 de agosto de 2016
Red star
Por qué es importante
La inseguridad tiene un costo oculto para la paternidad que es que estamos criando hijos con mayores temores.

Los ciudadanos que vivimos en países donde campea la inseguridad en las calles, perdemos vidas todos los días y nuestros países gastan miles de millones de dólares en policías para que patrullen las calles, con el fin de que nos sintamos un poquito más seguros con su presencia.

Pero, también hay otra cosa que perdemos y no nos damos cuenta, y tiene que ver con la posibilidad de criar a nuestros hijos de una forma más libre e independiente, sin tener la aprensión todo el tiempo de que algo les pueda suceder.

¿Quién en nuestros países deja jugar a sus hijos solos en el parque sin supervisión, o les permite tomar sus bicicletas para hacer excusiones por las calles sin la compañía de un adulto?

Bueno, esas eran cosas que nosotros pudimos hacer cuando éramos niños, como también podíamos ir a comprar a la bodega sin tener que ir acompañados de alguien. Gracias a ello, nos dejaron tomar antes el autobús para ir al colegio, una academia o las clases de natación.

Las anteriores generaciones de niños crecimos sin tener miedo de hacer cosas solos y nuestros padres confiaban en que podíamos hacerlo sin correr mayores riesgos.

Ese privilegio no lo tienen los niños de nuestra época. Probablemente, a eso se refieren los ciudadanos de países europeos cuando comparan su calidad de vida con la nuestra. Y es que hay países donde eso es posible, tal como lo señala un artículo de Time titulado “How to Parent Like a German” que describe la forma en que los padres alemanes crían a sus hijos.

La madre estadounidense que es citada en el artículo cuenta que la primera vez que fue a un parque alemán, se sorprendió por la falta de medidas de seguridad para que los niños no se hagan daño, o puedan jugar tranquilamente sin mucha supervisión. Las madres no son obsesivas de que los niños corran, trepen por doquier o se ensucien, y si se caen, asumen que eso es parte de la diversión, lo que explica que los pequeñines que terminan rodando sobre la arena, se levantan y vuelven a intentar treparse.

También dice que la cultura alemana apoya muchísimo la libertad y la independencia. Es por eso que no es extraño ver a niños tomando el metro solos, o comprando cosas por su cuenta. Los padres saben que al no mostrarse extremadamente preocupados les están haciendo un bien a futuro.

¿Podríamos permitirnos eso en países como los nuestros? La respuesta es que no. Y eso es un costo oculto de la inseguridad.

Pero no es lo único en lo que los padres alemanes nos pueden enseñar algo como aspiración.

En Alemania, durante los primeros años de infancia, el tema académico no es lo más importante. Todo lo contrario, se dedican más a la diversión y disfrutar la niñez. La idea es entusiasmar a todos los niños con la idea de estudiar y aprender. A pesar de eso, el sistema de educación alemana es mucho mejor que el estadounidense, el cual presiona a sus alumnos desde el ingreso.