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Las amenazas contra el café
Una de las grandes bondades del café es la gran diversidad de especies que permiten obtener cafés más o menos fuertes, amargos, oscuros, aromáticos, entre otros. En muchos de los casos las variedades están asociadas a localizaciones específicas, lo cual implica también que la sostenibilidad de aprovisionamiento está sujeta a un sinnúmero de factores que escapan al control de la industria que los procesa.
Lo que pocos saben es que precisamente esta circunstancia podría determinar que en los siguientes años, algunas de las especies de café desaparezcan. Con esto no se quiere decir que hay ciertas variedades de café que se extinguirán, sino más bien, que problemas en la industria cafetalera están haciendo que los que se dedican a cosecharlo en distintas partes del mundo, dejen de hacerlo porque ya no es rentable según afirma un artículo de Financial Times titulado “Struggling coffee growers threaten future supplies”.
Los problemas mencionados tienen que ver en su mayoría con dinero. Los cultivadores de café están recibiendo muy poco dinero por su producto, además de sufrir de los costos crecientes de producir y cosechar café. Así lo señalaron estudios realizados por ICO (Organización Internacional de Café), cuyos miembros se encuentran preocupados por el futuro. Ya que, debido a las dificultades, los cultivadores están prefiriendo dejar de producir café y dedicarse a sembrar otra clase de semillas o simplemente dedicarse a otra actividad.
Esto está afectando a la diversidad de cafés que se ofertan en el mercado. Todo apunta a que hacia futuro solo los países más fuertes podrán sobrevivir, entre los que están los más fuertes y grandes de la industria como Brasil, Vietnam y Colombia. En cambio, los productores de otros lugares, como El Salvador y los pequeños productores de otros países de larga tradición cafetalera dejarán el sector.
A la larga, los grandes productores también se verán afectados porque al recibir menores ingresos, empezarán a tener limitaciones de dinero para renovar su maquinaria, la tecnología con la que manejan sus campos de cultivo, así como los plantones.
Otro aspecto que también afectará el sector está relacionado con el poco interés que tienen en la cadena productiva las nuevas generaciones de productores que perciben que su calidad de vida no mejorará si se dedican al mismo cultivo que sus padres. Como consecuencia de ese bajo interés que genera la actividad, la edad promedio de un cultivador de café es de 55 años.
Finalmente, lo que más preocupa a los expertos del café es que estos problemas conlleven a que la cadena de producción se rompa, porque eso generaría in problema a las nuevas y antiguas generaciones dedicadas al cultivo de este grano.
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