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Lucha contra la pobreza requiere diversificación
El último informe del Banco Mundial sobre pobreza, titulado Poverty and Shared Prosperity: Taking on Inequality, se muestra categórico y firme respecto al único camino que tiene el mundo para poner fin a la pobreza extrema hacia 2030: reducir la desigualdad.
Y es que esta meta podría no cumplirse si es que se mantienen los niveles de desigualdad en los beneficios del crecimiento.
Si bien el documento reconoce los esfuerzos que han realizado los países para reducir la pobreza, a pesar de la crisis global, el Banco advierte que en 2013 hubo casi 800 millones de personas que subsistieron con menos de USD 2 diarios, lo que equivale al 10.7% de la población mundial, menos que el año anterior en el cual el 12.4% de la población mundial era pobre extremo.
Para el presidente del BM, Jim Yong Kim, la única receta que funciona en la reducción de la pobreza es lograr que el crecimiento beneficie a los más pobres, y una de las medidas es reducir el elevado nivel de desigualdad, en particular en los países donde residen muchas personas pobres. Entre esos países están, China, India e Indonesia, que han hecho esfuerzos importantes para reducir la pobreza en sus países.
El Banco también advierte que coincidentemente, los países más exitosos en la eliminación de la pobreza extrema son aquellos en los que las políticas aseguran que el 40% de la población goza de los beneficios del crecimiento como mínimo. Esto significa que cuanto más crezca ese porcentaje habrá mayor prosperidad. Por el contrario, si las ganancias se siguen concentrando en unos pocos, la pobreza persistirá.
El continente africano, y en particular la zona subsahariana es la que tiene 41% de las personas sumidas en pobreza absoluta, la misma que vive principalmente en las zonas rurales donde no tienen acceso a la educación. Le sigue Asia con el 15.1%, América Latina y el Caribe con 5.4%, entre otros.
El desafío que tiene el mundo es que todo indica que cada vez será más difícil lograr altas tasas de crecimiento de la economía, por lo que la reducción de la pobreza será un reto mayor.
El informe también sugiere que la reducción de la desigualdad es una alternativa viable no solo para países con mayor desarrollo, sino también para los emergentes donde incluye al Perú junto con Brasil, Camboya, Mali y Tanzania.
Lo más interesante que trae este informe son los ingredientes de la receta que funciona, donde como siempre incluye: estabilidad macroeconómica y baja inflación; mercados de trabajo que funcionen; políticas sociales proactivas donde la educación tiene papel relevante; y, diversificación económica así como la construcción de las industrias manufactureras y de servicios en la parte superior de la agricultura.
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