PERSONAS
La herencia de Obama
Cuando faltan apenas unos días para las elecciones presidenciales a los EE.UU. el presidente Barack Obama, quiso poner en blanco y negro uno de los tantos balances que probablemente haga de su paso por el gobierno de la primera potencia mundial.
En un reciente artículo de The Economist, titulado The way ahead, explica cuáles son las cuatro áreas cruciales que han quedado como pendientes respecto a políticas económicas, de las que su sucesor deberá encargarse de resolver.
El descontento económico. El presidente reconoce la creciente desigualdad y los menores ingresos para familias de bajo y medio ingreso a causa de la globalización. Sin embargo, la defiende al igual que al capitalismo como el mejor conductor hacia el desarrollo y la erradicación de la pobreza, dejando claro que se deben aceptar las fallas del sistema para trabajar por una economía que funcione para todos, no solo para algunos pocos privilegiados.
En este sentido, señala que el fin de lucro que es la esencia del capitalismo no lleva a un crecimiento compartido. Por eso, el mercado necesita regulación sino el sistema fracasará porque perpetúa la brecha de desigualdad. Las personas viven a la expectativa de una mejor calidad de vida, pero cuando esta no les llega se decepcionan del sistema.
El presidente hace un llamado a su sucesor a reconocer a la economía norteamericana como compleja y que cualquier cambio en ella tendrá consecuencias reales en personas reales. Se debe ganar nuevamente la confianza mediante cambios estructurales como el fomento del crecimiento productivo, el combate de la creciente desigualdad, oportunidades de trabajo para todos y la construcción de una economía resiliente.
El fomento de dinamismo económico. El mandatario sostiene que, a pesar de contar con sorprendentes innovaciones tecnológicas que cambian las vidas de las personas, estas no resultan necesariamente en un crecimiento de la productividad. Entre las razones que explican la baja de la productividad están el déficit en la inversión pública y privada y restricciones autoimpuestas. Para revertirlas sugiere una reforma de impuestos a los negocios, así como la mejora de las reglas para el comercio.
El presidente también hizo alusión a la diferencia de salarios entre un CEO y un simple trabajador que puede ser de 250 veces más el salario de este último. Frente a esta situación, defiende que las economías son más exitosas cuando se reduce la brecha de desigualdad entre ricos y pobres. Por lo que en el futuro se deben ejecutar medidas más directas para revertirla, resaltando la importancia de la participación colectiva y el rol de los Estados.
Las oportunidades laborales. Para el presidente, el desempleo involuntario afecta severamente a la satisfacción de la vida, la autoestima, salud física y mortalidad. Por ello, se deben trabajar soluciones como un seguro salarial para los desempleados y el incremento del acceso a centros universitarios comunitarios de alta calidad.
Una economía resiliente. En el ámbito de las apuestas a futuro, el presidente alienta a plantear un crecimiento sostenible para lo cual hay que dar la atención necesaria a la lucha contra el cambio climático.
Barack Obama, quien deja el cargo en enero del 2017, apela a la esperanza de que, a pesar de los problemas existentes, se puede continuar progresando económica y socialmente. Y señala que se siente orgulloso de haber sacado de la crisis a su país, que se hayan creado 15 millones de nuevos empleos en el sector privado, el aumento de los salarios, la disminución de la pobreza, 20 millones de estadounidenses con un seguro de salud, déficits anuales reducidos en cerca de tres cuartas partes, la disminución de las emisiones de carbono, entre otros.
Obama señala que su mayor legado será haber marcado un punto de quiebre en la lucha contra la desigualdad, y dejar sentadas las bases para la construcción de una economía sostenible y compartida.
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