IDEAS
Yo no ayudo a mi mujer, ¿y tú?
Un post del psicólogo Alberto Soler Sarrió se compartió más de 10,000 veces en Facebook en menos de 24 horas. En dicho post, Soler cuenta que en una visita al supermercado no pudo evitar oir comentar a dos señoras, que estaban junto a sus hijos de 15 meses, sobre cómo ayudan ahora los hombres a sus mujeres con los hijos.
El centro de la argumentación de Soler es que las tareas domésticas así como los hijos no son patrimonio de nadie: ni le pertenecen al hombre ni le pertenecen a la mujer. Es decir, los hijos, al igual que las tareas domésticas son tareas de ambos. Por eso, mal haría un hombre en jactarse de ayudar a su mujer o viceversa.
La gran rapidez con la que el post de Soler fue compartido y el gran número de comentarios de adhesión o rechazo que recibió son una clara muestra de cómo sobre el tema de la división de las responsabilidades en el hogar existen ideas preconcebidas que suelen estar bastante ancladas en el pasado.
Seguramente, como muchos de nosotros, tú has sido críado con un modelo de familia patriarcal como referente: un modelo en el que el hombre es el proveedor de los recursos y la mujer es la que gestiona el hogar (y los hijos); un modelo en el que existen tareas de hombres y tareas de mujeres.
Hoy en día, afortunadamente, es tan probable que el hombre sostenga económicamente el hogar como que lo haga la mujer. Es a la luz de cómo han cambiado los tiempos en esta materia que se debe evaluar cualquier distribución de las tareas del hogar. Por ejemplo, si en una pareja el hombre trabaja a medio tiempo y la mujer trabaja 12 horas sin descanso, una distribución 50-50 de las tareas sería tremendamente injusto. Lo mismo ocurre a la inversa.
Hoy en día, además, aunque a paso lento, la plancha, la cocina, la aspiradora y los baños ya no son más feudos de mujeres sino que son espacios en los que los hombres tamibén pueden apoyar. Lo mismo ocurre con los cambios de pañales a los niños, los baños, las visitas al parque y su alimentación.
Para Soler, un buen reparto de las tareas domésticas es aquél que es equilibrado, justo, que no genera conflicto y que permite un desarrollo armonioso de la rutina doméstica. Invertir en implementar un esquema de distribución de tareas con estas características en tu hogar puede ser extremadamente beneficioso para tu vida en pareja y para la calidad de vida que tus hijos pueden tener en el futuro. En este link puedes leer el post completo de Alberto Soler.
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