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El dilema de la industria del LED
Desde la invención de la bombilla, los seres humanos hemos velado por mantener nuestras casas alumbradas. En un inicio, estos productos tenían una corta duración, por lo que había que cuidarlos y procurar cambiarlos cada cierto tiempo. Sin embargo, con los avances en tecnología, cambiar un foco se ha vuelto cada vez más esporádico, a menos que se quiera mejorar la calidad de los que se usa.
Sin embargo, esto es una situación complicada para las compañías que venden focos. Ya que si los clientes no necesitan comprar productos porque aún funcionan y seguirán funcionando por 20 años, ¿cómo se genera ganancia? En otras palabras, ¿se puede vivir de un negocio donde los productos no perecen con facilidad? El autor del artículo del New Yorker, titulado “TRYING TO SOLVE THE L.E.D. QUANDARY”, parece haberse hecho la misma pregunta.
J. B. MacKinnon, autor del artículo, llama a esto “el dilema del LED”. En este sentido, señala que la larga vida que pueden llegar a tener las bombillas de luces está afectando la sostenibilidad de las compañías y propone dos alternativas de solución del problema, a partir de los casos de dos empresas que han optado por redefinir su concepto de negocio, de uno que vende focos a vender “luz”.
Cree, una compañía estadounidense de LED, vende focos hechos para durar por 20 años sin malograrse. Además, son ahorradores y de buena calidad. Sin embargo, la solución de los dueños se encuentra en su aproximación a cómo ven las personas el LED. Su deseo, es que miren al producto como un Smartphone, algo que sientes la necesidad de mejorar cada año, comprándote la última versión del producto. De esta forma, en vez de quedarte 20 años con tecnología vieja, Cree desea que cada año las personas quieran comprar las últimas versiones con mejor calidad de colores, luz, entre otros.
UrbanVolt, una compañía de Dublín tiene una visión diferente a Cree, ya que no desean vender focos como si fueran celulares inteligentes, sino ofrecer un servicio completo. El cliente compra los focos y ellos se encargan del mantenimiento y reemplazo, en caso fallen. El detalle radica en que los clientes tienen un contrato de 5 años con UrbanVolt, en los cuales solo reciben productos de ellos. Sin embargo, su negocio está estructurado de forma que el cliente ahorre dinero, por lo que, hasta el momento, solo ofrecen sus servicios a lugares grandes que necesiten muchos focos.
Ambos ejemplos ilustran la importancia de que las empresas definan bien en el negocio en el que están y sepan usar su misión para promover su propio negocio.
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