Nadie quiere morir solo

En el mundo hay dos tipos de reacciones de las personas enfermas, o sus familiares a quienes toca decirles que ya no hay nada que hacer por ellos: querer ir a casa para pasar el resto de sus días rodeados de sus familiares o pedir quedarse en el hospital o clínica.

La explicación para lo segundo, aun cuando se sabe que ya la medicina no puede hacer nada por ellos, no es clara. Para algunos tiene que ver con el deseo de aferrarse a la vida y pensar que hasta el último momento, una medicina milagrosa o un procedimiento médico le puede devolver la salud. Para otros, está relacionado con el deseo de estar rodeados de gente hasta el último momento, lo cual podría no ocurrir si los mandan a sus casas.

Precisamente un reciente artículo de The Wall Street Journal, titulado “Where the Elderly Die Can Vary by Region, Study Shows”, analiza estos casos a la luz de una investigación realizada para determinar los factores por los cuales las personas mayores deciden quedarse en los hospitales, en vez de regresar a casa.

En este estudio, se barajaron factores como la forma en la que se practica la medicina en ciertos estados de los EE.UU. o la ignorancia de los pacientes, combinada con la mala comunicación por parte de los médicos respecto a la verdadera situación de los pacientes.

Y es que se quiere saber por qué las personas eligen la alternativa que no es considerada la ideal cuando llega el momento en que la medicina ya no puede hacer más para que se sientan mejor y solo toca ir a casa. Además, el hecho de que muchas personas opten por permanecer en los centros de salud, afecta a otros pacientes que no consiguen espacio en los mismos.

Lo que tampoco debe dejarse de lado como explicación de la decisión de quedarse en los centros de salud, es la necesidad que tienen muchos ancianos de evitar la soledad. Ya en otras notas hemos visto como la soledad es uno de los factores que más afecta a las personas mayores (no sólo ancianas).

Y es que no se puede juzgar a nadie por no querer morir solos.