IDEAS
El sistema educativo británico en crisis
En un país como el Perú, donde cada logro o cada meta educativa que se alcanza, es celebrada con bombos y platillos, es impensable pensar que los países del primer mundo tienen problemas con sus sistemas educativos.
Por eso puede resultar sorprendente saber que un famoso think-tank, el King's College de Londres, ha publicado un informe que señala que el sistema educativo británico está “al borde del colapso total”, según ha dado a conocer un artículo de Financial Times, titulado England’s higher education system “in tatters”, sobre el que se inspira esta nota.
Se trata de un documento de Alison Wolf que advierte que según datos del 2015, el aumento en los graduados universitarios ha provocado la crisis financiera del sistema, mientras que hay menos estudiantes en las carreras técnicas.
Esto que parece similar a lo que ocurre en nuestros países, refleja defectos en el sistema educativo inglés que lo hace costoso y con una mala asignación de recursos.
Lo interesante de este análisis tiene que ver con el hecho de que el diagnóstico es similar a lo que ocurre en países como el Perú:
- Oferta poco atractiva para carreras técnicas.
- Poca variedad de competencias técnicas vinculadas a ciencia o tecnología.
- Exceso de mano de obra sobrecalificada (por encima del promedio de la OCDE) y probablemente con problemas para insertarse al mundo laboral.
Esta caracterización del sistema educativo evidencia el riesgo existente de que resulte en “default” porque los egresados no pueden pagar los préstamos que tomaron para realizar sus estudios.
Como resultado de ello, los impuestos de los ingleses se estarían usando para fomentar un sistema ineficiente que requiere reformas urgentes a nivel de competencias que se ofrecen para las carreras técnicas y préstamos más fléxibles para quienes buscan un grado universitario.
Inmediatamente, el Departamento de Educación (Department for Education) respondió que ha realizado una reforma a nivel de las carreras técnicas para adecuarse más a la demanda de los empleadores, y que lo mismo están haciendo con el financiamiento universitario.
Esta circunstancia evidencia que la reforma de la educación es un proceso que nunca termina porque la realidad avanza a ritmos más rápidos de los que pueden atender los sistemas tradicionales, lo cual no debe llevarnos a la autocomplacencia sino más bien a la reflexión sobre lo importante que es comenzar cuanto antes.
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