NÚMEROS
A propósito de la educación y la prueba Pisa
La educación es uno de los pilares de nuestra sociedad porque sin una buena educación, los ciudadanos tienen pocas oportunidades de superación. Sin embargo, con una buena base educativa, una persona puede a llegar muy lejos en la vida.
Con la idea de medir los conocimientos de los estudiantes de todo el mundo, nació la prueba PISA. Inicialmente fueron sólo 43 países los que decidieron participar en las pruebas. Pero, hoy en día, su éxito parece haberse multiplicado y son actualmente 72 países los que someten a su alumnado a las pruebas, incluido nuestro país. Sin embargo, además de fama también tiene sus detractores sobre el hecho que sus resultados sean los que marquen la pauta de lo que se debe hacer en esta materia, afirma el artículo de The Economist, titulado “Learning from the world’s swottiest countries”.
Parte de la controversia nace del hecho que muchas personas consideran que no se debería dar demasiado peso a un número como calificación. Ya que, entre otras cosas, genera efectos negativos en los jóvenes. Sin embargo, una de las principales ideas que nacen a partir de la prueba es que la cultura del lugar hace toda la diferencia.
Lucy Crehan decidió viajar por el mundo viendo cómo eran los sistemas educativos de los mejores países según la prueba PISA, con el fin de conocer cómo influía la cultura. De esta forma, enseñó en lugares como Canadá, Finlandia, Japón, Singapur y Shanghái, con las esperanzas de descubrir las diferencias que estos países tienen.
En esa travesía encontró que, por ejemplo, en todo el este de Asia, la cultura se centra alrededor del esfuerzo. En otras palabras, en lugar de calificar según inteligencia, se califica según esfuerzo, lo cual crea una mentalidad completamente diferente en los jóvenes. Además, en lugares como Japón, las madres suelen dejar de consumir su comida favorita durante los exámenes de sus hijos, en una especie de “dolor compartido”.
Sin embargo, la profesora señala que darle todo el crédito del éxito estudiantil a la cultura es un enorme error. Además, hacerlo afecta en gran medida las reformas del país y cómo se ve a la educación.
Por ejemplo, en los países con mejores resultados, los niños no van al colegio hasta los 7 años. Por su parte, los profesores tienen más tiempo para practicar y recibir consejos de sus compañeros. De esta forma, el sistema educativo se fortalece.
Así que hay que mirar más allá de los resultados obtenidos, en los que estamos al último pero no somos los últimos.
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