IDEAS
Hacia una evaluación docente efectiva
El desafío de garantizar una educación de calidad en las escuelas es una preocupación compartida por todos los países. No hay una única receta que funcione o que se pueda copiar. En lo que sí hay una suerte de consenso es en que hay que evaluar a los docentes para garantizar una mejora continua en la prestación del servicio educativo. Un segundo aspecto en el que todos parecen estar de acuerdo, es que la evaluación tiene que ser participativa e inclusiva del docente, alumnos y autoridades escolares, además de práctica, esto es, en el salón de clase y con la presencia de inspectores acreditados.
Esta preocupación es la que ha llevado al gobierno español a encargar a un grupo de expertos la redacción de un informe denominado España 2050, donde se plantea, entre otros, un sistema de evaluación del desempeño de la práctica docente, cuyo abordaje puede ser útil revisar de cara a la realidad nacional.
El problema que enfrentan en España es que el programa de evaluación vigente es visto como un trámite burocrático que hay que superar cada año para obtener un bono salarial, más que un modelo que impulse el esfuerzo de los docentes. Actualmente, los directores de los colegios públicos llenan un formulario con los profesores que se ofrezcan voluntariamente( que deben tener como mínimo 5 años en ejercicio profesional) para participar del proceso donde se evalúa 19 méritos, algunos objetivos y otros subjetivos.
La percepción que tienen los maestros en España es que no debería ser el Director quien los evalúe, sino más bien una suma de fuentes las que otorguen los puntajes: alumnos, observación dentro del aula y también el Director.
La reforma que el Ministerio de Educación quiere impulsar tiene como antecedente el modelo que se introdujo en los años noventa: un esquema de evaluación por cuestionarios con diversas opiniones: el docente, el jefe de estudios, el coordinador y una entrevista de todos juntos. Además, se incluiría la observación de un inspector de la labor del maestro dentro del aula.
Las innovaciones vienen por el lado de que el sistema de evaluación sea voluntario en general y solo obligatorio para acceder a ciertos puestos: director, coordinador, jefe de nivel, entre otros. Además, el punto de partida debe ser la autoevaluación de los propios docentes.
La idea detrás de evaluar el sistema actual es que no está mejorando el sistema educativo. De acuerdo a la opinión del profesor Joan Mateo, Universidad de Barcelona, citado por un artículo reciente del Diario El País, no existe evidencia de que en alguna parte del mundo haya funcionado una evaluación basada en meritocracia y orientada a un tipo de subida salarial porque se asimila al sueldo y se pierde el concepto de incentivo.
Según Mateo, las ayudas económicas para innovar, investigar y transformar en el centro educativo serían más eficientes que la oferta de subida salarial.
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