TENDENCIAS
Copenhague y su revolución tecnológica
¿Cuántas veces en una conversación de tu día a día te encuentras hablando sobre Dinamarca? Lo más probable, es que ni una sola vez. A menos, claro, que haya una noticia ese día acerca de ese país. Incluso Google trends (un servicio de la empresa para poder ver los picos de interés de temas con relación al tiempo) muestra que este no es un tema demasiado concurrido. Algo similar ocurre con Copenhague, capital de este país, que muestra una tendencia muy similar. Únicamente tuvo un alto pico de búsquedas en diciembre del 2009, cuando se celebró la conferencia de las Naciones Unidas por el cambio climático.
Sin embargo, algo se está cocinando en Copenhague hace tiempo. No, no se trata de una revolución culinaria, sino más bien de una revolución tecnológica. Específicamente, la comunidad de startups de esta ciudad ha crecido exponencialmente. Compañías como Vivino (te ayuda a elegir vinos para no comprar de mala calidad), Trustpilot (que te permite emitir opiniones acerca de compañías), y Peakon (que te ayuda a mejorar tu cultura empresarial), son tres de los startups exitosos nacidos en esta ciudad. Además de esto, el país danés ha aportado también lenguajes de programación al mundo tecnológico, tales como C++, Ruby on Rails o PHP que fueron todos creados por daneses.
En “Cool Copenhagen heats up its startup scene”, The Guardian, nos cuenta como el panorama tecnológico de Copenhague está cambiando nuevamente. En los últimos años, la comunidad tecnológica de startups ha empezado a organizarse. Rocket Labs, Founders House y #CPHFTW planean juntar a los distintos startups de la ciudad, alrededor de un centro de actividades como Startup Village.
Lo más interesante es que este desarrollo no ha sido impulsado inicialmente por el Estado sino por fondos de capital de riesgo. Recién ahora, cuando cada año se financian aproximadamente tres compañías, y el año pasado se financiaron cinco, el gobierno está empezando a apoyar estas iniciativas.
Lo que sí ha hecho el estado hace mucho tiempo es proporcionarles un sistema educativo de excelencia, lo que sumado a la presencia de gente creativa, han hecho que todo fluya. Pero lo que ha tenido que cambiar es que los daneses no son grandes tomadores de riesgo y más bien prefieren las ventajas de un empleo dependiente, que la incertidumbre de iniciar un emprendimiento que no se sabe si será o no exitoso.
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