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El dinosaurio a la brasa
En el marco del reciente estreno de Jurassic World, una singular nota elaborada aparecida en El Comidista de El País, se pregunta cuál sería el sabor que tendría la carne de dinosaurio, partiendo del hecho cierto de que las aves actuales son descendientes directas de estos. De acuerdo, a lo que señala Horner, el velociraptor podría recordar a la avestruz; el gallimimus, al pavo, y el triceratops, al ciervo.
Aquí en el Perú habría que preguntarnos cuál de los dinosaurios hubiera podido servir para hacerlo a la brasa, como ahora hacemos el pollo. Claramente no podría ser el T-Rex porque, como bien señala Horner, era también carroñero y su carne podría estar contaminada por los cadáveres que comía.
La mejor alternativa para poner a la brasa serían los gallimimus; y, para una parrillada podría usarse el velociraptor que era carnívoro o el braquiosaurio. Si alguien quiere algo mucho más gourmet, Horner, recomienda al triceraptos por su alimentación y su estilo poco sedentario que asimilaría su carne a la de un ciervo.
Claro que todo esto es una ficción porque la foto solo es una propaganda de la marca Bosh para mostrar lo buenos que son sus refrigeradores. Ahora, si la hubiera, se tendría que probar si los niños aceptarían comerse a esos tremendos animalotes que forman parte del imaginario de su infancia. Probablemente, la respuesta sería negativa. Sin embargo, como hay gente que le gusta probar cosas nuevas, es probable que no falten los curiosos que quisieran degustar cómo sabía la carne del pasado.
Incluso ya hay recetas para hacerlo. El libro “Cocina de la Carne in vitro” de Koert van Mensvoort, presentado el año pasado en Ámsterdam, Holanda, muestra cómo se puede preparar la primera hamburguesa in vitro y plantea una serie de alternativas gastronómicas basadas en carne cultivada a partir de células madre, incuso de animales extintos. La particularidad de la publicación es que cada receta tiene una calificación de una hasta cinco estrellas, según la facilidad para su elaboración. A más estrellas es que la preparación es más viable de realizar.
Por ahora, una de las recetas que tiene solo una estrella es el muslo de dinosaurio con papas, ajo, vinagre y otras especias. Y esto tiene que ver con la dificultad que supone cultivar carne y el costo que esto representaría. A Mensvoort le tomó tres años desarrollar la técnica y tres meses para producir 140gr de carne de vacuno, lo que le hace pensar que su costo de fabricación bordeó los 250 mil Euros.
Así que el interés de seguir una dieta que incluya carne de dinosaurio no pasará de ser una ilusión que si se hace realidad será de exclusivo acceso a quienes puedan pagar una gran cantidad de dinero por saborear una brontoburguer.
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