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¿Y dónde está el jefe?

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La empresa Richemont no designará un nuevo CEO, luego que el actual deje el cargo en 2017.
19 de diciembre de 2016
Red star
Por qué es importante
La falta de un jefe dota a los empleados de una libertad de decisión poco habitual.

Para muchas personas, convertirse en el máximo jefe ejecutivo de una empresa es su principal meta profesional. Y es que de acuerdo a la estructura jerárquica convencional en cualquier empresa, ese es el cargo más importante. Sin embargo, elegir un buen Chief Executive Officer (CEO) no siempre es sencillo: uno bueno puede llevar a la empresa a nuevos horizontes, uno mediocre puede mantenerla a flote, y uno malo puede hundirla.

Quizá esto último sea lo que ha motivado a algunas empresas a decidir operar sin un CEO. Precisamente, Richemont, la compañía relojera que fabrica los relojes Cartier,  –junto con un grupo pequeño de otras empresas– han anunciado que hacia futuro trabajarán sin la necesidad de un CEO, según señala un interesante artículo de The Wall Street Journal, titulado “Companies Manage With No CEO”, donde se explora los rasgos positivos y negativos de esta forma de manejar una empresa.

Richemont anunció recientemente que, luego de que su CEO actual, Richard Lepeu, deje su oficina en el 2017, nadie lo reemplazará. Esto deja a quienes no saben del tema con algunas dudas en la cabeza. Principalmente, ¿cómo es que se maneja una empresa sin un jefe? La respuesta es más sencilla de lo que parece.

Básicamente, lo que se hace es pasar de una decisión individual a una decisión colegiada para temas claves y para el resto, se asume que los trabajadores saben hacer lo que tienen que hacer.

La falta de un jefe dota a los empleados de una libertad de decisión poco habitual. En vez de enviar una petición al CEO que podría demorar semanas en ser aprobada, los funcionarios se ven obligados a tomar decisiones y solo en casos especialmente importantes, se llama a la mesa directiva, preguntan por consejo y luego actúan según lo que creen correcto, lo cual ayuda a que la consciencia como grupo aumente tremendamente.

Sin embargo, vivir sin jefe tampoco es la maravilla. El artículo afirma que la falta de un jefe para el día a día y la presencia de una mesa que se ve obligada a resolver problemas inmediatos dificulta la importante labor de mirar hacia el futuro. Es decir, ver cómo se quiere evolucionar y cambiar.

Habrá que ver cómo funciona en la práctica.