PERSONAS
Los crímenes de cuello blanco
Un error común en las personas es pensar que los ladrones y criminales siempre son personas de bajos recursos y mala educación. Si bien esto puede ser común porque muchas de estas personas han crecido sin oportunidades, lo cierto es que existen criminales de cuello blanco, una denominación que identifica a aquellos que se salen del perfil convencional.
Se trata de altos ejecutivos o miembros de empresas exitosas que cometen crímenes millonarios. El problema es que en estos casos no se puede decir que sus motivaciones fueron la falta de recursos o una falta de educación. Por eso, el artículo de The Atlantic, titulado “The Psychology of White-Collar Criminals”, busca ofrecer una respuesta al accionar de estas personas.
Los criminales de cuello blanco no delinquen de casualidad. Si bien, existen personas que confiesan no saber bien lo que estaban haciendo hasta que terminaron en la cárcel, también las hay, quienes practican sus respuestas con los abogados antes de comparecer ante el juez, sin ningún tipo de remordimiento.
Los criminales de cuello blanco pensaban muy bien lo que hacían. Una famosa teoría de hace años afirmaba que los criminales de cuello blanco no tenían deficiencia mental si no que pensaban meticulosamente antes de cometer un crimen, es decir, evaluaban los costos y beneficios de cometerlo y analizaban así si es que valía la pena. El artículo encontró que esto tampoco era completamente cierto. Si bien había ejemplos de empresarios que calculaban fríamente su accionar criminal, había casos de personas que afirmaban que creían estar haciendo lo mejor para su empresa y para sus empleados. Esto significa que ante perder dinero y tener que despedir gente o cometer un crimen y evitar esto, preferían la segunda opción.
Muchos de los empresarios encarcelados afirman que muchas veces las decisiones debían ser tomadas al instante. En esos momentos, también señalan que las consideraciones morales desaparecían y solían actuar de manera emocional o irracional. El costo y beneficio, al igual que el valor moral de su accionar no era relevante. Debían encontrar la mejor manera de preservar el orden, incluso si eso significaba cometer una estafa.
En otras palabras, cuando la decisión podía traer beneficios a largo plazo, los criminales pensaban con mayor detenimiento su accionar. Sin embargo, si la decisión debía ser tomada inmediatamente, solían olvidar cualquier costo, para privilegiar solo los beneficios.
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