IDEAS
El regalo perfecto
Navidad es para muchas personas una fiesta religiosa. Sin embargo, si bien la festividad tiene sus orígenes en la religión católica, es innegable que ha sido asumida en todo el mundo y se ha ido transformando en una oportunidad para regalar cosas a personas cercanas y familiares.
Ante este cambio, el advenimiento de la Navidad suele estar acompañado por momentos de estrés en los que las personas no saben qué regalar a quién. Uno de los problemas y de los principales causantes de esto es el hecho que las personas suelen pensar demasiado acerca del regalo perfecto. Sin embargo, el artículo de The New York Times, titulado “The Perfect Gift? It’s the One They Asked For”, afirma que no es necesario esforzarse tanto.
Todos deben haber pasado por una situación similar: se tiene un amigo que ama las películas. Por tanto, surge un problema: “¿debería regalarle una película?, pero, ¿cuál?” “¿debería regalarle entradas para el cine?, pero, ¿sólo o con un acompañante?”. Preguntas como estas surgen cuando se busca un regalo “ideal” para una persona. Sin embargo, investigaciones acerca de las satisfacciones luego de recibir un regalo, afirman que el regalo ideal es aquel que las personas han pedido o necesitan.
En otras palabras, no porque un amigo sea amante de las películas debería recibir en Navidad una película. Muchas veces esa persona necesita algo, por lo que regalarle eso es mucho mejor. Sin embargo, el artículo afirma que, ante la duda, la mejor opción es la flexibilidad. Es decir, si no se sabe qué es lo que la persona quiere ni que necesita, lo mejor sería darles plata o una tarjeta de regalo para que ellas mismas decidan qué comprarse. La única excepción es que eso ocurra en una pareja.
Estos resultados se basan en un nuevo estudio realizado por Jeff Galak de la Universidad de Carnegie Mellon, titulado “Why Certain Gifts Are Great to Give but Not to Get”. En este se explica cómo quienes regalan piensan en la reacción inmediata tras entregar el regalo, mientras los que lo reciben suelen pensar en el futuro. Es decir, “cómo me va a servir esto que he recibido en el largo plazo”. Asimismo, el estudio encontró que las personas que recibían el regalo reaccionaban de la misma manera ante una tarjeta rebuscada y una encontrada a primera vista, demostrando que no suelen dar mucha importancia al tiempo que demoró encontrar el regalo.
Esperamos que, con esta información, el estrés de no saber qué comprar disminuya un poco.
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