PERSONAS
Anoréxica a los 40
Los desórdenes alimenticios (DA) son comúnmente relacionados con la etapa adolescente y se cree que el principal motivo que impulsa el desarrollo de estos comportamientos es el deseo por verse según algún estereotipo juvenil propio de esa generación. Sin embargo, estas afirmaciones no son del todo ciertas. La razón por la que gran parte de las personas asocia los DA con jovencitas es que esta porción de la población es la que presenta una mayor prevalencia de la enfermedad, por lo que casi todas las campañas preventivas que se realizan son enfocadas a mejorar el autoestima de las adolescentes.
Un reciente estudio demuestra que, aunque en menor cantidad, mujeres entre los 40 y los 50 años también desarrollan desórdenes alimenticios y no debido a una inconformidad con su aspecto físico. Julie Spinks, británica de 48 años, comparte su experiencia con la anorexia en un artículo de BBC titulado “Eating disorders can strike in mid-life”, sobre el que se basa esta nota.
Cada vez son más las personalidades del espectáculo que invocan a los medios de comunicación a fomentar, que los jóvenes con conflictos emocionales y desórdenes alimenticios, pidan ayuda y puedan curarse a tiempo. Sin embargo, esto no ocurre con los adultos. Por el contrario, se maneja un fuerte prejuicio que impide que aquellos que están atravesando problemas de autoestima o de cualquier índole emocional tengan el valor de hablar sobre ello.
Para Julie Spinks, padecer de anorexia a los 44 años era algo inconcebible: “pensé que era asunto de adolescentes, que solo afectaba a las personas que querían verse bien o parecerse a las modelos, pero no es así, no se trata solo de la apariencia, sino de cómo te sientes”. La razón detrás de su enfermedad fue su baja autoestima y la pérdida de apetito. “Me sentía deprimida, como si no fuera digna de alimentarme o existir”. Sus problemas no empezaron por el deseo de verse más delgada, sino por un fuerte cuadro de depresión que no supo identificar.
Comenzó a restringir su ingesta de alimentos, consciente de ello, pero sin pensar que podría tratarse de un síntoma de alarma. Luego empezó a ejercitarse de manera obsesiva, vinculando cada cosa que comía con la cantidad de calorías que tendría que quemar para no asimilar el alimento.
Fue después de un ataque de nervios mientras trabajaba que se dio cuenta de que necesitaba ayuda. Recurrió a un especialista y fue diagnosticada con anorexia y depresión. Luego de recibir terapia y tratamiento con antidepresivos, Spinks empezó a controlar su enfermedad, aunque asegura que no fue nada fácil y aún debe lidiar con ella.
Los expertos advierten que los desórdenes alimenticios no solo afectan a las mujeres (adolescentes y adultas), sino que también puede presentarse en hombres de todas las edades. Es importante olvidar los estereotipos y crear espacios que inviten a las personas a hablar abiertamente de sus problemas emocionales, sin importar la edad o el género y sin temor a los prejuicios. Solo así se logrará reducir la prevalencia de estas enfermedades y ayudar a aquellos que lo necesiten.
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