NÚMEROS
La caída del genericidio
Gracias a las diversas luchas de mujeres en todo el mundo en pro del respeto de sus derechos, hoy en día ellas son vistas como individuos capaces y dignos de admiración. Este fenómeno es evidente en muchos países, pero no en todos. Lamentablemente, sociedades patriarcales en lugares como la India, China o Vietnam, aún perciben a la mujer como una carga, un objeto en vez de una persona con voz, ideas y anhelos.
Como se reportó en un artículo previo, titulado “La obsesión por elegir al sexo del bebé”, el rechazo hacia la mujer lleva a muchas madres gestantes con niñas a abortar, incluso de manera clandestina, ya que aquella criatura no será bien recibida en casa, especialmente por su padre. En dichas culturas, así como en otras similares a ellas, se considera que tener un hijo varón es un premio, mientras que una niña no tiene ese valor.
La obsesión por traer niños al mundo ha generado que se rompa el balance entre el porcentaje poblacional de hombre y mujeres. Este desequilibrio impacta no solo el desarrollo social de las comunidades, sino también su crecimiento económico y posibilidades de mejora. Sin embargo, de acuerdo a un artículo de The Economist, titulado “The war on baby girls winds down”, poco a poco se estaría logrando normalizar las cifras.
Estudios previos demostraban que en la India la diferencia entre el número de hombres y mujeres era bastante significativo. Según afirman John Bongaarts y Christophe Guilmoto, demógrafos, son 45 millones de mujeres las que se han perdido en ese país. Algunas de ellas fueron abortadas y otras murieron a edad temprana pues no recibieron los cuidados necesarios.
Mientras que en Europa las personas aplazan su paternidad cada vez más, en Asia se deshacen de las niñas por una arraigada, sexista e infundada preferencia por los hombres. Se trata de un fenómeno social y religioso que se viene desarrollando desde hace muchos años.
Son tres los factores que juegan en contra de la equidad entre el número de mujeres y hombres: en primer lugar, el ferviente deseo por tener hijos varones lleva a muchos padres a deshacerse de sus hijas mujeres antes de que nazcan; en segundo lugar, el número de niños (varones o mujeres) es cada vez menor, lo cual reduce las posibilidades de que nazcan más mujeres; y en tercer lugar, los abortos son altamente accesibles para estos padres.
Respecto al último punto se debe recordar que en la India las mujeres pueden fácilmente acceder a hierbas abortivas, a pesar de que ponen en riesgo sus vidas.
Las buenas noticias son que, de acuerdo a la data de nacimientos anuales, en India cada vez nacen más niñas de manera proporcional a los niños, especialmente en las ciudades. Lo mismo ocurre en Corea del Sur, donde se registran las cifras más prometedoras: en 1990 la proporción era de 116 niños por cada 100 niñas y en los últimos tres años la brecha se ha reducido de 105 por cada 100.
Las razones detrás de estos cambios se encuentran más en el poder de la movilización social y la televisión que en las acciones de los gobiernos correspondientes. Esto se debe a que las pocas medidas estatales implementadas son fácilmente burladas, pero la televisión impacta de manera directa y profunda el pensamiento de las personas. La herramienta más poderosa son las novelas. A través de ellas, sus creadores logran empoderar a las mujeres y mostrarles el valor que tienen como individuos. Se trata de la creación de especies de heroínas con las que las televidentes se identifican o encuentran inspiración para salir adelante.
Así mismo, los expertos afirman que las parejas que habitan en las ciudades tienen mayores posibilidades de tener hijas y criarlas como es debido ya que se encuentran alejados de las presiones de sus familiares y vecinos de la villa.
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