HISTORIAS
Medidas anti-inmigrantes truncan los sueños de cientos de refugiados
Antes de que Donald Trump empezara su mandato, Estados Unidos era visto por los refugiados sirios como la tierra de la libertad. No obstante, esto ha cambiado rotundamente desde que el mandatario estadounidense puso en marcha sus planes para ‘hacer a América un gran país de nuevo’, como lo dictaba su lema de campaña. Esta misión ha significado hasta el momento la emisión de una serie de documentos ejecutivos altamente controversiales y criticados por su carga discriminatoria. Una de estas “órdenes ejecutivas” dictamina el cierre temporal de fronteras para todos los refugiados, dejando sin efecto los procesos de reubicación de miles de sirios que esperaban ingresar a los Estados Unidos. The New Yorker, en su artículo titulado “The U.S. breaks its promise to syrian refugees in Turkey”, ha recopilado los testimonios de algunos de los ciudadanos sirios cuyos planes de volver a empezar se han visto truncados.
Sohir, mujer de 44 años, escapó de la ciudad de Homs (Siria) en 2013 junto a su hijo Mohamed y buscó refugio en Estambul (Turquía). En enero de 2014, ambos se registraron en el United Nations High Commison for Refugees (UNHCR), con lo cual dieron inicio a su proceso de reubicación como refugiados de la guerra y fueron asignados a Estados Unidos. Luego de un año culminaron sus trámites, pero la agencia encargada de emitir los pasajes de avión continuaba postergando su caso. Una de las razones detrás de esto es que gobierno turco había ordenado que se diera prioridad a aquellos que más lo necesitaran. Rápidamente, Sohir inscribió a su hijo en un programa de becas para estudiar en Estados Unidos, lo cual aceleró su proceso y lo sacó de Turquía rápidamente. Sin embargo, Sohir se quedó atrás. Ahora, debido a la orden de Trump, es probable que Sohir no se reúna con su hijo en Estados Unidos.
Similar es el caso de Mohammed Abdul Kader, padre de diez niños, quien a sus 33 años dejó Alepo con su esposa y sus cuatro hijos más pequeños en busca de un futuro mejor en Turquía. Pero la situación no es muy diferente. “Vivimos en malas condiciones. No puedo pagar la renta y hay un hueco en nuestro techo”, afirma. La madre de Kader y su hermano ya habían recibido la ayuda de la UNHCR y habían sido reubicados en Michigan (Estados Unidos). Mohammed esperaba tener la misma suerte y reunirse con ellos en América, pero tal parece que esto no será posible. Su principal preocupación es la educación de sus hijos pues hace seis años que ninguno puede asistir a la escuela. “En nuestro último año en Siria nos mudamos mucho debido a la guerra, y ahora en Turquía hemos tenido problemas para inscribirlos en el colegio”, señaló.
Faten Diad y su esposo también llegaron a Turquía para inscribirse en el programa de refugiados. Desde hace algún tiempo la pareja tenía la esperanza de ser reubicados en Chicago, pero las nuevas medidas gubernamentales han puesto en pausa indefinidamente sus planes. El esposo de Faten afirma que su trabajo no es suficiente para sostener su familia y que el trato de los ciudadanos turcos hacia ellos es muy malo.
Miles de personas han protestado las medidas anti-inmigrantes de Trump. Las voces de protesta se han hecho sentir desde todos los flancos, incluso desde Silicon Valley donde muchas de las mentes más brillantes son inmigrantes. Se espera que de alguna forma se logre poner alto a estas acciones pues solo parecen fomentar el odio y la discriminación.
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