HISTORIAS
Ejecutiva de Toyota es sorprendida importando ilegalmente analgésicos a Japón
La reciente renuncia de Julie Hamp de 55 años a su puesto como Directora de Comunicaciones Globales de Toyota en Japón como consecuencia de haber sido imputada por ingresar drogas ilegales a Japón (57 píldoras de oxicodona que es un analgésico opioide muy potente y potencialmente adictivo que no debe tomarse por periodos largos), ha conmocionado a la industria mundial del automóvil por varias razones.
- Hamp es una de las pocas mujeres que había alcanzado el nivel ejecutivo en una industria bastante machista. Antes había sido Vicepresidenta de Toyota Motors Norteamérica y había trabajado en General Motors y PepsiCo.
- Hamp formaba parte del plan de la empresa nipona de probar su diversidad de género a nivel ejecutivo.
- El episodio de Hamp señalaría que las empresas no estarían preparando suficientemente bien a los ejecutivos sobre las diferencias en las prácticas culturales y las leyes cuando se les asigna a sedes en el extranjero.
- Las empresas no estarían realizando evaluaciones personales apropiadas (que incluyan chequeos de potenciales adicciones) antes de nombrar a los altos ejecutivos.
Hamp, que ocupaba su puesto recién desde abril de 2015, fue arrestada por haber importado oxicodona que es un narcótico cuyo ingreso al país requiere un permiso previo del Ministerio de Salud y Bienestar, según el Departamento de Fiscalización de Estupefacientes. La defensa de Hamp alega que ella sufre de un dolor a las rodillas que la obliga a tomar el potente analgésico y que desconocía los trámites que se requerían para su ingreso al país.
Lo peculiar del caso es que, sufriendo de la dolencia, Hamp no llevó las pastillas consigo en abril cuando llegó a Japón, sino que en junio las recibió por correo desde los Estados Unidos en empaques particularmente preparados, lo cual está completamente prohibido en Japón que exige que estos narcóticos sean introducidos personalmente previo trámite ante las autoridades y bajo receta médica debidamente sustentada. En las primeras declaraciones a la policía, Hamp dijo que no tenía una receta a su nombre porque no fueron prescritas para ella sino a nombre de la persona que se las envió para una dolencia en la rodilla.
Si bien inicialmente el propio presidente Akio Toyoda había manifestado su confianza en que Hamp no había violado intencionalmente las leyes japonesas, lo cierto es que el caso estaba afectando la imagen de la empresa, por lo que decidieron aceptar su renuncia.
Pero más allá del caso puntual de Hamp que sin duda parece haber dado un tropiezo en su carrera profesional, el caso hace visible algo que las adicciones con distintos propósitos están cada vez aumentando su presencia en el segmento de ejecutivos de élite.
No se sabe cómo terminará el caso de Hamp. Sin embargo, este debe servir para alertar sobre la importancia de que los ejecutivos mantengan siempre un pleno control de su vida personal y profesional, para no cometer errores que puedan afectar su reputación y la de las empresas a las que representan.
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