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Un indicador de prosperidad compartida

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ENTRE 2002 Y 2014, EL TAMAÑO DE LA ECONOMÍA PERUANA SE DUPLICÓ Y LA POBREZA SE REDUJO A MENOS DE LA MITAD.
09 de septiembre de 2015
Red star
Por qué es importante
Los indicadores de crecimiento económico y pobreza de un país son insuficientes para caracterizar adecuadamente la realidad de un país.

Entre 2002 y 2014, el tamaño de la economía peruana prácticamente se duplicó, pasando de S./236 mil millones a S/.456 mil millones. En este mismo lapso, la pobreza se redujo a menos de la mitad de 58.7% a 23.9%. Hasta hace muy poco, para muchos analistas, el alto crecimiento económico y la reducción de la pobreza eran indicadores suficientes para probar que el país estaba haciendo lo correcto en matería de política económica y social.  Si bien la aparición del término “clase media en condiciones vulnerabilidad” ya era lo suficientemente curioso como para despertar sospechas sobre los efectos verdaderos del crecimiento económico, el incremento de conflictos sociales en el país ya ha dejado claro que hay algo que los indicadores de crecimiento y pobreza no recogen respecto de la dinámica social en el país. 

En el caso de la pobreza, el asunto es medianamente claro: por ejemplo, para el Banco Mundial, una de las líneas de pobreza absoluta más autera está definida como un gasto por persona de USD 1.25 por dia ajustados por paridada de poder de compra. Sin embargo, cada vez es más claro que la pobreza no debe ser pensada en términos absolutos sino también en términos relativos. De hecho, muchos países ya miden la pobreza utilizando líneas de pobreza que están ancladas en los estándares, expectativas y aspiraciones de sus sociedades. Este hecho hace que automáticamente la valla que los países le ponen a los indicadores de pobreza se eleva. Y esto ha motivado, a su vez, que los países dejen de pensar tanto en la velocidad del crecimiento y comiencen a pensar más en la calidad de este.

Detrás del cuestionamiento de si el crecimiento de un país es de calidad o no está la pregunra de si en un países determinado los pobres tienen la capacidad de participar de la misma forma que los no pobres en la sociedad y si están pudiendo beneficiarse de la prosperidad creciente del país. Es en este contexto que el Banco Mundial ha definido un indicador ácido para caracterizar la “prosperidad compartida” en un país. Se trata del indicador de la evolución del ingreso de los hogares cuyos ingresos se ubican en los dos quintiles inferiores de la distribución de ingresos. Este indicador simplificado ha recibido muchas críticas pero permite mostrar una realidad bastante menos optimista que la que se aprecia cuando se observan los indicadores de pobreza tradicionales. En Perú, por ejemplo, los ingresos del 40% de los hogares con ingresos más bajos han tenido una evolución varias veces más lenta que la de los segmentos de ingresos superiores. Este tipo de indicadores debería ser utilizado para medir mejor cuán bien avanzamos como país en el objetivo de convertirnos en un país del primer mundo.