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El dilema de Tsipras: ser líder o seguidor.

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Los griegos votaron en el referendo en condiciones extremas que difícilmente los iba a hacer preferir el sacrificio sobre el alivio de corto plazo.
06 de julio de 2015
Red star
Por qué es importante
El referendo en Grecia puede condicionar el futuro de la Unión Europea.

Si estás confundido con lo que está ocurriendo en Grecia, no estás solo. Es difícil entender todo lo que está pasando. Si Grecia no puede pagar sus deudas y sus acreedores están dispuestos a darle un respiro a cambio de algunas señales claras de ajuste, ¿cómo puede ser que el primer ministro en lugar de tomar el tipo de decisión para el que ha sido elegido un jefe de gobierno convoque a una consulta popular y que, al hacerlo, aliente a la población a rechazar la oferta de rescate que le hacen sus deudores?

Al cierre de esta edición, todavía no se conocía con claridad los resultados del referendo y las implicancias de este sobre la Unión Europea. Peor, aún, no se sabía con claridad qué es sobre lo que votaron los griegos, pues al momento del referendo, la oferta de rescate de los acreedores ya no era válida. 

El tremendo lío que se ha armado con las idas y vueltas de la negociación entre Grecia y sus acreedores, así como con el reciente referendo, ha reavivado la discusión respecto de si es conveniente o no dejar en manos del pueblo decisiones tan trascendentales como las que debería tomar Grecia.

Para alemanes y estadounidenses, las respuesta es que no. Cuando se refiere a las acciones que tuvo que tomar el gobierno de Estados Unidos para lidiar con la crisis sub-prime, el ex- secretario del Tesoro de Estados Unidos, Tim Geithner, señala que a veces los gobiernos deben tomar acciones que serían imposibles de explicar a la población. Para Joschka Fischer, el actual ministro de relaciones exteriores de Alemania, pocas de las decisiones que tomó su país después de la segunda guerra mundial, habrían sido aprobadas si se hubieran sometido a votación. Para muchos esta posición puede sonar extrema y hasta excesivamente autoritaria.

Sin embargo, para el caso concreto de Grecia, incluso quienes ven con buenos ojos las consultas populares señalan que el referendo difícilmente iba a arribar a buen puerto, pues era obvio que la opción del sacrificio no sería respaldada por una población que el día de la votación ni siquiera podía retirar más de 60 euros de sus cuentas bancarias en los cajeros automáticos del país. 

Las decisiones como las que debe tomar Grecia para salir de la grave situación económica en la que se encuentra requieren de un líder valiente, proactivo y dispuesto a tomar decisiones impopulares. Con la convocatoria al referendo y por privilegiar su cálculo en la negociación con sus acreedores, Tsipras ha perdido la oportunidad de mostrar ser el líder que requiere Grecia. 

En cualquier caso, la experiencia de Grecia parecería mostrar que así como muy poca democracia es algo muy malo, demasiada también puede serlo.