Muchas veces cuando se tiene al frente un plato de alimentos crudos como trozos de apio y zanahoria y otro con una hamburguesa de una cadena de franquicia, probablemente, la opción inmediata sea elegir la hamburguesa.

Más de uno podrá pensar que es un asunto de fuerza de voluntad. Y muchos hemos pensado así durante años. Felizmente, ahora un estudio reciente ha llegado a la conclusión que el hecho de que algunas comidas sean más irresistibles que otras tiene que ver con nuestro cerebro y no con nuestra voluntad.

El equipo estuvo conformado por Dana Small, investigadora de la Universidad de Yale y liderado por Alexandra Gold DiFelicenatonio, quienes condujeron la investigación conjuntamente con el Max Planck Institute for Metabolism Research de Alemania, representado por Marc Tittgemeyer. Los investigadores se concentraron en analizar cómo el cerebro humano responde a los alimentos y comprobó que aquellos que contienen muchos carbohidratos, como grasas, activan de gran manera su centro de recompensa, y eso sería lo que explica nuestras preferencias y condiciona nuestras decisiones.

El estudio titulado Supra-Additive Effects of Combining Fat and Carbohydrate on Food Reward fue publicado en la revista científica “El metabolismo de la célula o Cell Metabolism”, y da cuenta que el equipo de investigadores mostró a un grupo de personas fotografías de alimentos con diferentes contenidos de carbohidratos, grasas y de ambos.

Con posterioridad a someterlos a la revisión de esas imágenes, se consultó a los participantes, por cuáles de esos alimentos estarían dispuestos a pagar un mayor precio y se descubrió que los alimentos que contenían más grasa y carbohidratos, como los donuts, generaban mucha más actividad en el cuerpo estriado del cerebro, esto es, producían más dopamina y por lo tanto generaban potencialmente mayor placer.

De alguna manera, lo que ocurría es que frente a las imágenes, el cerebro evaluaba de forma distinta lo alto en graso, de lo alto en carbohidrato, pero cuando ambos se activan al mismo tiempo, se produce más dopamina y se genera mayor sensación de recompensa, que puede dar lugar a engordar más porque se consume más.

Esto significa que el mayor problema es en combinar carbohidratos y grasa, porque repotencia la sensación de recompensa y hace que el cerebro claramente prefiera esa opción respecto a cualquier otra alternativa y las personas pierdan el control.

El único alimento que existe en la naturaleza que contiene ambos componentes es la leche materna y efectivamente, es fundamental para la supervivencia de los bebés. En la vida moderna las opciones que tienen ambos componentes son creadas y deben ser evitadas porque pueden potenciar el sobre peso y provocar obesidad.