PERSONAS
Tiempo de Juego
Faltan pocos meses para que concluya el periodo escolar en esta parte del continente y solo unas semanas para que se inicie en la mayor parte del hemisferio norte y puede ser útil tomar nota, en ambos casos, de un reciente reporte de la Academia Americana de Pediatría, que señala que el juego debe dejar de verse como algo frívolo.
De acuerdo a un artículo de Quartz que cita el reporte, titulado Set them free, los padres debemos dejar de agobiar a los niños con lecciones fuera de clases y darles tiempo libre para jugar.
El juego ayuda a los niños a desarrollar el lenguaje y poner en práctica sus distintas funciones y habilidades, aprender a negociar con otros, a manejar el estrés y a concentrarse en sus metas, dejando de lado otras distracciones. El reporte advierte que es un error de la escuela y los padres concentrase solo en los logros académicos a expensas del juego y recomienda a los pediatras que incluyan en sus recetas horas de juego para los niños.
Y es que cada vez más, los jardines de infancia se apresuran a incluir mayores componentes didácticos y menos aprendizaje a partir del juego, mientras los pediatras consideran que el juego cumple un rol insustituible de balance en la salud de los niños.
De acuerdo a este estudio entre 1981 y 1997, los niños están jugando 25% menos que antes, y según una encuesta nacional aplicada a 8950 niños en edad pre escolar y a sus padres, solo el 51 % de estos salen fuera a caminar o jugar, una vez por día con sus padres. Y por culpa de la mayor presión académica de los jardines de infancia, 30% de los niños de esta edad no llegan a tener tiempo libre.
Si bien algunos padres pueden creer que introducir más conocimiento a los más pequeñitos puedo ayudarlos a llegar más lejos, lo que dice el reporte es que esto no hace sino afectar su futuro porque el juego ayuda a desarrollar colaboración, creatividad y otras habilidades que los trabajadores necesitan para mantener el valor diferencial respecto a los robots. Además, la falta de juego produce problemas de salud mental en los adolescentes, por lo que no debe tomarse como un asunto trivial.
Los niños también aprenden a tomar riesgos en entornos relativamente seguros mientras juegan y adquieren un balance emocional que los favorece porque deben enfrentar ciertos niveles de estrés que los ayuda a ejercer un mejor control de su cuerpo y de sus reacciones.
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