IDEAS
Impacto de divorcio entre academia y empresa
Toda la vida hemos escuchado aquella frase que dice que existe un divorcio entre la academia y la empresa, porque la primera no está leyendo bien las señales del mercado y no forma los cuadros que este requiere. Sin embargo, parece que a esa ecuación hay que añadir también al sector financiero, que muchas veces le da la espalda a ambos.
Cuando a esto se suma una percepción negativa del aporte de los académicos a la industria, el problema se vuelve mayor, como está ocurriendo en Australia que no está pudiendo exportar los proyectos innovadores que tiene, según da cuenta el Financial Review en su artículo titulado, “A different type of culture war is stifling Australian innovation” de Financial Review.
El problema es que los empresarios australianos creen -por alguna razón- que las personas del mundo académico, se enfrascan en ideas, aun cuando estas no sean viables y pierden el sentido práctico que es el que mueve a las empresas. Como consecuencia de ello, se les excluye de forma equivocada de proyectos en los cuales podrían aportar su conocimiento.
Australia sufre un divorcio entre la empresa y la academia. Como resultado, todos aquellos que buscan financiar un proyecto de innovación tienen dificultades de encontrar quién los financie para llevar a cabo su idea. Además, los empresarios no ven como una buena idea financiar proyectos de académicos, y en muchas ocasiones terminan ayudando a proyectos que terminan siendo un desastre.
Por ello, las autoridades están realizando mayores esfuerzos para acabar con ese divorcio. Un ejemplo de esto es la colaboración entre la Universidad de Macquire y la compañía Optus, que se han comprometido en invertir millones de dólares en la creación de centros innovadores.
La idea es que se reproduzcan las experiencias de éxito y se puedan hacer visibles, pero tanto empresas como académicos deben estar dispuestos a renunciar a ideas que están muertas, y apostar en el conocimiento, aun cuando este sea más costoso. Cuando eso ocurre, se pueden impulsar grandes proyectos que van más allá de las ideas, porque se concretan en oportunidades reales de mercado.
Algunos ejemplos de empresas de fuera como Google han mostrado su disposición a ayudar, por lo que apuestan a que sus empleados dediquen el 20% de su tiempo a realizar proyectos especiales y personales. De esta forma, no sólo se benefician ellos sino que se beneficia el país.
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