TENDENCIAS
Comida como medicina
Un reciente artículo del portal FoodBusiness da cuenta que cada vez más, las personas apuestan por comer de forma más saludable como una estrategia para cuidar su salud.
Esto no debe sorprender porque es sabido que una buena nutrición es una condición favorable para mantener una buena condición física. Sin embargo, hasta ahora no se consideraba que la comida podía ayudar a prevenir o revertir determinadas enfermedades.
Esta circunstancia explica hoy en día varias nuevas tendencias: incremento del mercado de los productos orgánicos, una mayor apuesta por la comida casera y el mayor énfasis en productos que contengan menos conservantes y preservantes.
Según un studio de Nielson, citado por FoodBusiness, alrededor de 80% de los consumidores en los EEUU están tomándose cada vez más en serio considerar que la comida puede llegar a ser una medicina. En el caso de la población adulta, un cuarto de esta cuida su salud básicamente a través de su alimentación.
Y estos cuidados empiezan reduciendo el consumo de sodio y azúcar, lo cual ha impactado a la industria que se está viendo forzada a atender estas nuevas preocupaciones de los consumidores e incluso a modificar el contenido de sus productos para no verse confrontada con el rechazo de sus productos convencionales.
Las empresas empiezan a usar las características saludables de sus productos como argumento de venta de los mismos y de diferenciación con aquellos que son intensivos en los ingredientes que los consumidores quieren evitar.
Los consumidores llegan a los supermercados buscando productos reforzados con granos, proteinas, omegas y otros que son también conocidos como “superfoods”, esperando obtener resultados diferentes a los que han tenido todo el tiempo que han consumido los productos convencionales.
En el caso de los adultos más jóvenes se observa claramente la búsqueda de la novedad proactivamente, pero que pueda tener efectos en la mejora de la salud. Eso explica que apuesten por reducir o evitar el consumo de alimentos GMO o con preservativos, siguiendo la receta de que en los contenidos nutricionales “menos es más”.
La idea detrás de estos nuevos hábitos es consumir pensando en los efectos de los alimentos en el largo plazo.
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