HISTORIAS
Libros sin color
Una reciente nota de The Atlantic, titulada Every Child can become a lover of books, cuenta la historia de Michelle Martin, una profesora de color de la Universidad de Washington, que ayuda a las bibliotecas a crear espacios para que todos los niños adquieran el hábito de la lectura.
Michelle Martin aprendió a enseñar a leer cuando era una niña. Su primera pupila fue una compañera de segundo grado que acababa de mudarse a su vecindario. La niña tenía problemas para leer y ella se ofreció a ayudarla a ponerse al día, hasta que consiguió que la pequeña leyera fluidamente.
Hoy Martin, tiene un Ph.D. en literatura infantil y, además de enseñar en la Universidad de Washington, ha creado con una colega, el Camp Read –a-Rama, un esfuerzo por promover la lectura infantil dirigido especialmente a niños de color.
A estos campamentos acuden estudiantes que aprenden a amar la lectura en un entorno donde están rodeados de libros que les gustan y donde muchas veces se acortan las distancias entre las historias y su experiencia personal.
Para que su idea se expanda, Martin también enseña a estudiantes de posgrado y a bibliiotecarios para que puedan crear espacios adecuados para promover la lectura entre todos los niños, sin distinción.
Una cosa que Martin descubrió mientras trabajaba era que había muy poca literatura infantil con protagonistas de color. Para ella, esto era una limitante porque cerca del 50% de los estadounidenses son de color y no había libros para ellos.
Por eso, se preocupa de llamar la atención sobre lo importante que es volcar la diversidad de los países en las bibliotecas. Para ella, una biblioteca ideal es como la que visitó en Australia donde encontró libros en todos los idiomas, incluyendo los idiomas aborígenes de ese país. Ese detalle no es secundario, es como dar la bienvenida a los niños diciéndoles: tú perteneces acá.
Una vez que se tienen libros que describan personas como ellos (los niños), estos tienen que sonar como estos. Por eso a Martin le gusta leer a los bibliotecarios, tratando de vivir la historia detrás de los textos y mostrar las ilustraciones, donde los jóvenes de color pueden verse reflejados en los distintos personajes.
Al final, los bibliotecarios y los maestros aprenden muchas cosas de los niños y de sus historias preferidas.
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