Los niños y el mundo “streaming”

La pandemia obligó a los padres a parpadear más de prisa con el fin de mirar su pantalla y la de sus hijos al mismo tiempo. El cierre de las escuelas impulso la educación y el trabajo remoto y con ello todos los problemas relacionados con la mayor exposición de los más chicos de la casa a la Internet.
Un reciente estudio de Parrot Analytics, compañía de datos en los EEUU, señala que la demanda de los niños por video juegos, redes sociales y otras plataformas subió 60% en 2020. Esto debido a que por la pandemia los chicos estuvieron más expuestos al “streaming”, tecnología que permite ver contenidos sin descargar datos al dispositivo. Por lo menos así lo advierte un artículo en la Revista The Economist titulado “No child´s play”.
Esto ha aumentado también la preocupación de los padres por buscar la manera de mantener cierta supervisión sobre el uso y el abuso de la Internet de sus hijos, en paralelo al trabajo remoto y la atención del hogar. Los datos de las encuestas realizadas les dan la razón sobre esta preocupación. Una encuesta de Pew Survey concluye que la mitad de los padres creen que YouTube expone a los chicos a contenidos inapropiados. Una percepción similar se tiene de TikTok, donde uno de cada tres usuarios tiene menos de 14 años, de acuerdo a data revelada recientemente por el diario New York Times, según señala The Economist.
El artículo advierte que estos hallazgos están motivando que empresas como Disney y Paramount+ creen contenido amigable para los más chicos. Algo similar ha ocurrido con Netflix que acaba de comprar The Roald Dahl Story Company, propietaria de cuentos como Charlie and The Chocolate Factory.
Esta decisión se sustenta no solo en el interés de atender la preocupación de los padres por la mayor exposición de sus hijos a los servicios de Streaming sino también porque se trata de un mercado, esencialmente animado, cuya producción es más barata que la orientada hacia los adultos. Además, la programación infantil abre otras oportunidades de mercados en la forma de juguetes y eso incrementa las fuentes de ingresos para las compañías.
Lo que se debe esperar es que la suma de todo haga confluir los intereses de los padres y los de las compañías por salvaguardar a los más chicos de contenidos inapropiados para su edad.