NÚMEROS
La riqueza pública de las naciones
Dag Detter, quien manejara el holding de empresas del gobierno sueco, y el economista Stefan Fölster, acaban de publicar un libro muy interesante titulado “La riqueza pública de las naciones”. Las ideas principales del libro son tres:
En primer lugar, la riqueza pública de las naciones, compuesta por activos físicos y financieros que legalmente le pertenecen a los gobiernos, es enorme. Según estiman, en cada país existiría una riqueza pública cuyo valor sería equivalente por lo menos al PBI del país.
En segundo lugar, dado el enorme valor de estos activos, los países se podrían beneficiar enormemente de un manejo más eficiente de sus recursos.
En tercer lugar, lamentablemente, a pesar del enorme valor de los recursos públicos existentes en los países, lo que se sabe sobre ellos es muy poco.
¿No lo crees? Para convencerte puedes tratar de encontrar la hoja del balance del país de tu elección, incluyendo al Perú, por supuesto. Te darás cuenta que solo en Reino Unido, Nueva Zelanda y Suecia se producen hojas de balance del país en las que se incluye el valor de los activos del Estado.
Sin embargo, incluso en dichos países, la información está fragmentada y los métodos de valorización no siguen los métodos internacionales estándar para hacerlo. Este problema es particularmente grave en los activos inmobiliarios.
La reciente crisis en griega ha llevado a muchos analistas a señalar que el país está quebrado, principalmente por los problemas que tiene para hacer frente al pago de sus deudas. Sin embargo, para los autores del libro, esto no está claro pues en Grecia menos del 7% del país está mapeado y, por ende, no se conoce el número de propiedades del gobierno y el valor de estas. La bancarrota de un país, señalan, no se puede sentenciar solo mirando el flujo de caja y no considerando la posición patrimonial de este.
Para resolver este tema, Detter y Fölster proponen tres principios básicos para mejorar el manejo de los activos inmobiliarios del Estado.
En primer lugar, transparencia, elemento indispensable para una adecuada rendición de cuentas.
En segundo lugar, definición de objetivos claros para el manejo de los activos del Estado. Un objetivo, por ejemplo, podría ser la promoción de vivienda social. Otro podría ser la maximización de su valor.
En tercer lugar, blindar al manejo de los activos del Estado de toda injerencia política.
Probablemente, uno de los aspectos más interesantes del libro es que plantean una alternativa al debate actual que se centra en la necesidad de privatizar los activos del Estado. Para los autores, no es necesario privatizarlos si es que se gestionan con los estándares de las mejores empresas privadas. Sin información adecuada, esto no es posible.
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