IDEAS
El cambio climático y la industria de la moda
En la medida que los efectos del cambio climático se hacen presentes cada vez más, la industria de la moda busca dar respuesta a las necesidades de prendas que se puedan adaptar mejor a las olas de calor. Ya sea a partir de tejidos con mayor capacidad de ventilación o con tecnología de refrigeración como la que se usa en la NASA, las empresas cada vez se enfocan más en la producción de prendas que se puedan adaptar mejor a los desafíos del cambio climático.
Un reciente artículo aparecido en el New York Times, titulado Hot Couture: How a Warming Planet is Changing the Clothes We Wear, hace un recorrido sobre los desafíos que tiene el mercado de las confecciones para afrontar los efectos del cambio climático.
Recientemente Brad Pitt se presentó con falda en una alfombra roja para el estreno de su última película y la explicación que dio sobre su atuendo tiene que ver precisamente con el objetivo de estar fresco.
Lo que pocos saben es que el objetivo de sentirse fresco tiene detrás tecnología que permite mayor transpirabilidad, control de temperatura corporal, tejidos que permiten que fluya el aire porque tienen más espacio entre fibras o materiales más finos, sin que eso afecte que sean lo suficientemente densos como impedir el paso de los rayos ultravioletas.
Toda esa tecnología en una prenda tiene mayores costos porque implica desarrollar tejidos que creen sensaciones confortables y un efecto de frescura: no es suficiente apelar al algodón, sino incluso al polietileno (material del que se hacen bolsas de plástico) o crear nuevos materiales con fibras más espaciadas cuya textura se siente más ligera. Además, no se producen de forma masiva porque requiere el uso de tecnología especializada.
En Asia, la firma Kontoor ha elaborado un jean que tiene jade triturado en polvo con el fin de transferir la sensación de frescura de las piedras a quienes visten la prenda.
Los diseñadores enfrentan el desafío de crear nuevos diseños, pero también, repensar el uso de fibras naturales. No solo para las prendas de vestir sino también para las deportivas, donde es clave que los deportistas no suden más de la cuenta. Para este último caso, hay tecnología busca provocar un efecto de evaporación del sudor y aquella que mantiene la frescura de quienes portan las prendas.
El problema de los avances de esta industria es que se genera una mayor demanda de materia prima como la del algodón Pima que contribuye a que las prendas sean más ligeras y además que es biodegradable, pero que es un cultivo intensivo en el uso de agua.
Hay grandes retos por delante.
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