PERSONAS
Científicos descubren por qué no puedes ser empático
Tú, al igual que nosotros, te debes sorprender con la dureza con la que en ocasiones nos medimos entre peruanos. El trato al personal de servicio, las discusiones sobre el salario mínimo o los estándares laborales; o el análisis respecto de los programas sociales son un par de ejemplos donde se puede apreciar esta actitud. No es necesario ponerle ventanas al cuarto de servicio porque incluso sin esta la trabajadora vivirá mejor que en su vivienda, no se puede subir el salario mínimo porque los trabajadores no son suficientemente productivos, o no se debe dar asistencia social porque las personas se acostumbran y se perpetúa la ociosidad, son algunas de las explicaciones que se suelen escuchar en los debates sobre el tema.
Lo cierto es que los beneficios laborales en el Perú durante mucho tiempo han sido ignorados y que los niveles salariales actuales están muy por debajo de lo que un país que aspira a integrar la OCDE en el futuro cercano debería tenar. También es verdad que existen compatriotas en situación de vulnerabilidad que no están en condiciones de generar ingresos autónomos y que, por ende, requieren de la ayuda del Estado. Si esto es así, ¿por qué tan poca empatía?
La empatía es una habilidad útil tanto para la vida personal como la laboral. Igualmente, tiene un impacto importante sobre el éxito de las empresas. La empatía es el lubricante que permite mantener relaciones personales fluídas y crear lazos de confianza.
Afortunadamente, la empatía se puede desarrollar. Sin embargo, para hacerlo con éxito es indispensable tomar en cuenta su dinámica. Los resultados del siguiente estudio nos pueden ayudar un poco mejor a entenderla.
Según los resultados de la investigación publicada en el Journal of Personality and Social Psychology, las personas más críticas con aquellos en situación de vulnerabilidad o que son incapaces de superar una situación, son precisamente aquellos que han atravesado y superado estos eventos. Aunque suene paradójico, el haber pasado por las mismas dificultades que el resto de tus amigos, colegas o compatriotas, no te vuelve más sino menos empático.
La explicación de los autores es que quienes hemos pasado por momentos difíciles nos olvidamos fácilmente del fuerte estrés emocional que nos significó superar dichas experiencias y solo recordamos la satisfacción de haberlas superado. Este hecho se traduce en una menor compasión por las personas que atraviesan por dificultades.
Lo más preocupante del tema es que las personas en dificultades tienden a creer que ocurre precisamente lo contrario y por eso es que con frecuencia buscan una mano amiga precisamente donde es menos probable encontrarla.
Por ello, los autores plantean que una forma de promover mayor empatía en el trabajo es promover que los trabajadores le presten menos atención a sus logros pasados y a las dificultades que enfrentaron para alcanzarlos.
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