La vida solitaria de los viajeros de negocios

Cuando estamos en el aeropuerto y vemos pasar viajeros de negocios, muchas veces nos ponemos a pensar lo cómodo (y glamoroso) que debe ser viajar como los empresarios lo hacen. De hecho, a veces incluso les tenemos envidia y por eso, si conocemos a alguno de estos viajeros, es difícil para nosotros creerles cuando nos dicen que viajar no es tan divertido como parece. 

Un reciente estudio realizado por investigadores de la University of Surrey en Reino Unido y de la Linnaeus University en Suecia encuentra que los viajeros de negocio no la pasan tan bien como parece. La investigación documenta lo que han denominado como “el lado oscuro de la hipermovilidad”. Tres son los tipos de efectos negativos con los que deben lidiar los viajeros frecuentes: fisiológicos; psicológicos y emocionales; y sociales.

• Los efectos fisiológicos son los más obvios: el jet lag no solo genera problemas de sueño sino que también puede tener otros efectos como el envejecimiento acelerado o el mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Los viajeros frecuentes también tienen un mayor riesgo de sufrir trombosis y ser afectados por una mayor exposición a los gérmenes y a la radiación, si es que por ejemplo exceden las 85 mil millas de viajes por año. Para los viajeros de negocios, también, es más difícil mantener una dieta saludable y hacer ejercicio con regularidad. 
• Los efectos psicológicos y emocionales son algo más difíciles de identificar pero también existen. Aunque no lo creas existe lo que se conoce como “la desorientación del viajero”, condición que es resultado de cambiar demasiado de lugar y de zonas horarias. A ello hay que añadir la poca consideración que existen en los centros laborales por los viajeros, ya que no se les compensa adecuadamente con una menor carga de trabajo cuando regresan de sus viajes. La hipermovilidad, además, a pesar de que se hable poco de ella es una experiencia solitaria que a veces deja marcas psicológicas en quienes la practican. 
• Finalmente, los efectos sociales son más percibidos por las parejas y familias que por los viajeros mismos. Los matrimonios sufren la distancia y quien no viaja recibe una mayor carga de responsabilidad en las tareas del hogar que a veces resiente. Asimismo, el comportamiento de los hijos se ve afectado. Las amistades y la vida social, por supuesto, también.

Así que ya lo sabes. Antes de envidiar a los viajeros y desear estar en su lugar, considera las consecuencias con las que ese aparente glamour de los viajes de negocios viene acompañado.