No mandemos tan pronto a los niños a la escuela

En los países desarrollados, cada vez más los niños comienzan la educación formal (o conocida como el jardín de infancia o kindergarten) a una edad más avanzada. Sin embargo, hasta hace muy poco no existía evidencia que señale si esta postergación en el inicio de la escuela tenía algún efecto positivo sobre los alumnos o no. 

En términos de logros de aprendizaje, las diferencias no son importantes. Sin embargo, la historia es distinta si se analizan los aspectos de la salud mental de los niños. 

En efecto, un estudio reciente aplicado a Dinamarca encuentra que un año de retraso en el inicio de la escuela puede reducir en 73% los déficit de atención y la hiperactividad para un niño promedio de 11 años. Como es conocido, los déficit de atención y la hiperactividad afectan de forma importante la capacidad de autocontrol de los niños.

El estudio utilizó la Danish National Birth Cohort (DNBC), una encuesta en gran escala aplicada a niños daneses que incluye datos para niños entre las edades de 7 y 11 años para un instrumento de diagnóstico de salud mental estándar. Para el caso de los niños de 7 años de edad, se trabajó con las respuestas de 54,241 padres; y para el caso de los niños de 11 años, se trabajó con las respuestas de 35,902 padres.

En países como Estados Unidos, los niños suelen empezar a ir al jardín de infancia a los 5 años. En Europa, en países como Dinamarca, los niños lo hacen en el año en que cumplen 6 años.  Sin embargo, este patrón estaría por comenzar a alterarse. Por ejemplo, en Estados Unidos, actualmente, 20% de los niños que van al jardín de infancia tienen 6 años. Quizás lo más interesante de este cambio es que son precisamente las familias de más altos ingresos las que están optando por postergar el inicio de la educación formal de los niños. ¿Por qué? Una hipótesis que cada vez está ganando más aceptación es la que señala que los niños pueden desarrollarse más rápido jugando de forma poco estructurada, es decir, utilizando su imaginación. Esto les permite a los niños adquirir sus propios mecanismos de control emocional e intelectual. En muchos países europeos, por ejemplo, el gobierno promueve esto garantizando el acceso universal a educación preescolar (lo que se conoce como el pre-kindergarten). Este es precisamente el principal matiz que debe darse a los resultados del estudio: en ausencia de un libre acceso a este tipo de servicio gratuito o la posibilidad de pagarlo, lo más inteligente es mandar a tus hijos al jardín de infancia, incluso si es antes de tiempo.