HISTORIAS
El rol de Taiwán en la guerra por los microchips
Poco se sabe de la historia que dio lugar a que Taiwán se convierta en una potencia mundial en la producción de microchips, esos pequeños semiconductores que han catalizado el progreso de la electrónica y la tecnología.
Según un reciente artículo del diario ABC de España, titulado "Taiwán en la trinchera de la guerra de los microchips", los orígenes se remontan a la década de los setenta cuando altos cargos del gobierno de Taiwán se reunieron con un ingeniero electrónico llamado Pan Wen-yuan para hablar sobre el futuro económico del país y éste los persuadió de desarrollar la industria de los circuitos integrados.
Taiwán no los inventó, pero compró la tecnología de semiconductores de la Radio Corporation of America y ahora lidera su producción a nivel mundial, la cual permite el funcionamiento de computadoras, teléfonos móviles, automóviles y hasta aviones en un mercado cuyo valor se estima en 600 mil millones de Euros, del cual Taiwán controla aproximadamente el 65%, seguido de lejos por Corea del Sur con el 17%.
Además, se han convertido en un arma estratégica porque se usan en la inteligencia artificial, el reconocimiento facial y la fotolitografía ultravioleta que permite grabar obleas de silicio donde se insertan los circuitos integrados, tecnología que Washington no quiere que pase a empresas chinas para evitar que la usen en la industria militar para simular la trayectoria de misiles, cazas y otras armas.
Debido a ello ya ha prohibido la venta de una serie de productos específicos diseñados en EEUU como los microchips H-100 y A-100 de Nvidia y los de memoria NAND de 128 capas. Asimismo, ha aprobado el Acta Chips que destina 50 mil millones de Euros a subsidiar inversiones en su territorio para plantas de microchips, con el fin de ralentizar el desarrollo de la industria china de semiconductores.
Mientras eso ocurre, el parque de Hsinchu, que alberga a 400 empresas tecnológicas de Taiwán se afianza como un centro de eficiencia y competitividad donde están desarrollando microchips de menos de dos nanómetros para que estén disponibles hacia el 2025, los cuales no serán solo más pequeños sino también más rápidos.
China no está de brazos cruzados y está avanzando en el desarrollo de la informática cuántica que no utiliza chips, permite ensayar con misiles y, además, leer información encriptada.
¿Qué país ganará esta guerra tecnológica? Nadie lo sabe.
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