Lo que pocos saben de la acústica submarina

¿Sabía Usted que los delfines y mamíferos perciben el ruido como las personas? o ¿que a pesar que la mayoría de los peces e invertebrados no tienen oído, el ruido puede ocasionarles el mismo daño que produce a los mamíferos?
Soledad Torre Guijarro, una profesora de la Universidad de Vigo, trabaja en recoger información sobre los ruidos marinos de origen antropocéntricos, es decir, los provocados por las actividades humanas, según da cuenta un interesante y bien escrito artículo de Victoria Toro en El País de España, titulado “A la pesca de los ruidos que espantan a los delfines”.
Y es que contra lo que todos pudieran pensar, el fondo submarino no es silencioso. Hay mucho ruido propio de la vida que alberga y este ruido ha ido aumentando como resultado de la actividad humana.
•    El tráfico marino, tanto el vinculado a la pesca como al comercio.
•    La exploración sísmica para detectar presencia de gas o petróleo.
•    La construcción en la Costa o cerca de la misma.
•    Los sonares de los barcos de guerra o de pesca.

El gran problema que está detrás del incremento del ruido en el fondo submarino es que este se propaga con más facilidad en el agua que en el aire. Según la nota, la diferencia es cuatro veces más rápido en favor del primero y además llega más lejos.
En la naturaleza esa ventaja de propagación del ruido en el agua es usada por los animales marinos para moverse y localizar su alimento, pero cuando ese ruido se ve incrementado como resultado de la actividad humana, interfiere en los sistemas de comunicación de los delfines y de otras especies.
Además, según los resultados de las investigaciones que esta profesora ha impulsado, el efecto que provoca el ruido en los bivalvos como los mejillones (choros en Perú) es que se cierran y al hacerlo, no se alimentan, lo cual afecta su crecimiento. Algo similar podría estar ocurriendo con las almejas que, al sentirse amenazadas por el ruido, se entierran y no se alimentan, por lo tanto, tampoco crecen.
Por ello, esta profesora llama la atención sobre el estrés que genera el ruido submarino en los océanos y cómo este puede afectar la vida en los mismos.