PERSONAS
Sorbetes químicamente riesgosos
Cada vez las personas son más conscientes de los efectos del cambio climático y de la responsabilidad que tenemos todos en esto. Basta con preguntar a quienes hoy en día sufren veranos de 45° o inviernos de 24° centígrados con las consecuencias que ello implica para actividades como la agricultura y la pesca.
Esto explica que se apueste por el uso de plástico biodegradable y se haya incrementado el porcentaje de reciclaje.
En esta línea, se ha desarrollado toda una oferta de productos que se presume son amigables con el medio ambiente, esto es, biodegradables. Uno de ellos son los sorbetes de papel como solución alternativa a aquellos que eran fabricados con plástico que contiene sustancias químicas que pueden resultar tóxicas para el medio ambiente.
Lo que pocos saben es que una reciente investigación publicada en la revista Food Additives and Contaminants señala, luego de un análisis de 39 marcas de sorbetes de papel, que estos contienen sutancias poli y perfluoroalquiladas (PFAS), sobre todo las que están hechas de papel y bambú.
En un extenso e interesante artículo publicado en INFOSALUS, el investigador Thimo Groffen de la Universidad de Amberes que participó en el estudio, advierte que los sorbetes producidos con materiales vegetales como papel y bambú no son necesariamente más sostenibles y ecológicos que las de plástico porque 27 de 39 marcas analizadas contenían PFAS de dieciocho tipos diferentes.
Lo más grave de estos hallazgos es que el PFA más encontrado fue el ácido perfluorooctanoico (PFOA) que está prohibido en todo el mundo desde 2020, pero también se encontraron otros PFAS de la cadena ultracorta que son muy solubles en agua, por lo que podrían filtrarse de los sorbetes a las bebidas.
La buena noticia es que las concentraciones de PFAS encontradas eran bajas y ciertamente no ponen en riesgo la salud de las personas. La mala noticia es que estas sustancias permanecen mucho tiempo en el organismo y podrían aumentar la carga química al punto de convertirse en riesgosa para la salud.
La teoría detrás de la presencia de la sustancia en 27 marcas de sorbetes es que probablemente los fabricantes usaron un recubrimiento hidrófugo que la contenía.
Groffen concluye que la mejor alternativa para todos los consumidores es el uso de sorbetes de acero inoxidable.
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