NÚMEROS
El oro es una piedra más
Hasta hace poco se consideraba que el oro era el activo de refugio por excelencia para épocas de turbulencia económica. Por eso es que ha sorprendido que, a pesar del default griego, el colapso del euro frente al dólar y las pérdidas registradas en el mercado bursátil chino, la cotización del oro siga retrocediendo.
Durante la semana pasada, el oro alcanzó su valor mínimo en los últimos 5 años al cotizar en USD 1,150 por onza, cifra que es casi 40% menor a la registrada en Agosto de 2011 (USD 1,900). Hoy la cotización por momentos llegó a rompear la barrera de los USD 1,100 por onza.
Para los analistas, esta evolución del precio del oro se explicaría por dos factores. Una posibilidad es que los inversionistas vean el escenario mundial con menos vulnerabilidades de largo plazo. La otra posibilidad es que los inversionistas estén constatando poco a poco que las compras de oro más que una decisión financiera es un acto de fé. ¿Por qué? Porque el oro es un commodity que además juega el rol de medio de cambio. En ambos casos está sujeto a la volatilidad de su cotización. En efecto, a diferencia de otros activos financieros, no genera ingresos y por lo tanto es prácticamente imposible de valorizar.
Para los expertos, lo que se estaría viendo en el mercado es una corrección al exceso de entusiasmo que empujó las compras de oro con fines de inversión en años pasados, inducidas por el importante retorno promedio anual de 18.7% registrado entre 2002 y 2011.
Esto no quiere decir, por supuesto, que invertir en oro sea una mala idea. Lo que quiere decir es que hacerlo no siempre es la mejor alternativa. Por ello es importante analizar las condiciones del mercado antes de invertir y, por supuesto, diversificar.
Por ejemplo, según el World Gold Council, el valor total del oro mantenido con fines de inversión a fines de 2014 era de USD 1.4 trillones. Es cifra representa el 1.3% del valor de todos los activos financieros existentes en el mundo (USD 102.7 trillones). Esto quiere decir que los inversionistas de todo el mundo solo dedican 1.3% de su portafolio a comprar oro. Esta participación dentro del portafolio es una buena medida de referencia de la importancia relativa que el mercado le da al activo. Cualquier inversión por encima de esta proporción de activos es una apuesta o un acto de fé que, si no se realiza con pleno conocimiento de los riesgos, puede generar pérdidas patrimoniales para los inversionistas.
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