IDEAS
La tecnología y el concepto de “empleado dependiente”
Los protagonistas del debate tradicional en torno de los derechos laborales generalmente han sido tres:
- En primer lugar, los negocios que trataban a sus trabajadores como contratistas independientes para evitar así asumir los costos laborales y obtener mayores beneficios;
- En segundo lugar, los empleados quienes veían sus derechos recortados pero tenían acceso a un puesto de trabajo; y
- En tercer lugar, el Estado quien dictaba las normas laborales y que, con frecuencia, trabaja de encontrar un punto medio entre los intereses de ambas partes.
Para bien o para mal, antes de la disrupción tecnológica en distintas industrias, la distinción entre “empleado” y “contratista” era relativamente clara y la intervención del Estado en los acuerdos entre privados generalmente solo era activado cuando la composición de las contrataciones de una empresa privilegiaban excesivamente la modalidad de “contratista”. En este marco era que negocios como los agrícolas, textiles y de construcción, entre otros, operaban en todo el mundo.
La tecnología, sin embargo, está obligando a repensar si el esquema tradicional aplica o no para los nuevos modelos de negocio que están surgiendo en lo que se conoce como “la economía de la colaboración”.
Por ejemplo, en años recientes, negocios de taxi como Uber se han expandido considerablemente. Lo mismo ha ocurrido con negocios de distribución de abarrotes como Instacart que ya compite hasta con Amazon. Ambos negocios ya tienen a decensa de miles de personas trabajando para sus negocios bajo la modalidad de contratistas independientes. Por ejemplo, se estima que Uber tiene más de 160 mil.
¿Cuál es el problema? Por un lado, muchos de estos trabajadores ya están enjuicionado a las empresas por violar normas laborales. Por otro lado, las autoridades no tienen claro proceder pues, si bien no desean desalentar la innovación, tampoco desean que la proporción de “contratistas” en el mercado laboral pase a desplazar a la de “empleados”, pues esto significaría la desaparición de los derechos laborales en la economía.
Por el momento, las cortes están decidiendo las demandas sobre la base de tres aspectos clave:
- Primero, si el trabajo desarrollado por los contratistas forma parte integral del negocio del empleador.
- Segundo, cuánto control tiene el empleador sobre el trabajador.
- Tercero, si se trata de una relación temporal o permanente.
Este debate todavía empieza pero las implicancias de sus resultado son enormes para la economía, pues obligará a los países a decidir cuánta eficiencia está dispuesta a sacrificar a cambio de la protección de sus trabajadores.
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