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El nuevo lugar de aplicación del bótox: el cabello
La lucha por revertir las señales de envejecimiento es hoy en día casi una obsesión para mujeres y cada vez más, también para hombres. Para ello, hacen uso de todo tipo de técnicas. Una de ellas es el (toxina botulínica tipo A) con el cual se rellenan arrugas. Menos conocido es el uso de esta misma toxina para controlar las migrañas o el sudor en exceso en manos y axilas.
Sin embargo, todo parece indicar que cada vez más surgen nuevos procedimientos donde se usa el bótox. Uno de ellos tiene que ver con su aplicación en el cuero cabelludo para bloquear las glándulas sudoríparas del mismo y evitar que estas afecten el peinado.
Detrás de este nuevo uso está una nueva obsesión: estar siempre bien presentado. Muchas veces esto no es posible por el ejercicio, el calor, el ritmo de trabajo, entre otros. Los dermatólogos señalan que el uso de bótox en el cuero cabelludo disminuye la estimulación de los nervios de las glándulas sudoríparas, de la misma forma que bloquea la estimulación de los músculos, con lo cual se combate el frizz del cabello.
Lo malo es que a diferencia del relleno de arrugas o la difuminación de las líneas de expresión donde se requieren unas 20 unidades de botox, para luchar contra el frizz se necesitan unas 100 unidades de esta toxina en todo el cuero cabelludo. Esto significa someter al cuero cabelludo a unos cien pinchazos con las consecuencias que ello implica.
Además, el procedimiento no es nada barato para quienes quieran seguir este camino y hay que volver a repetirlo periódicamente porque la toxina desaparece al paso de los meses. Tampoco está exento de riesgos porque la Food and Drug Administration no tiene aprobado su uso en el cuero cabelludo.
Por ello, hay que tomar algunas precauciones si se decide usar este tipo de toxina y optar siempre porque quien la aplique sea un profesional de la salud, para que la diluya adecuadamente y la esparza uniformemente sin que entre a la sangre. Mejor es no correr riesgos.
Para mucha gente puede ser difícil entender que alguien se someta a estas agujas para no sudar o para verse siempre bien peinado. Sin embargo, hay personas cuyo estilo de vida depende de esas circunstancias y, si tienen la posibilidad financiera de costearlo, en buena hora. Pero siempre con cuidado.
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