HISTORIAS
La amenaza latente de Sendero Luminoso
El 27 de julio pasado, las autoridades rescataron a 26 niños, 10 mujeres y 3 hombres que estaban siendo retenidos como esclavos desde hace varios años por Sendero Luminoso. Según las autoridades, las víctimas serían parte de la tribu ashaninka. Estos habrían sido adoctrinados y tenían como función abastecer de comida a los senderistas. Las mujeres, por su parte, habían sido violadas. Alguna personas llevaban hasta 30 años como esclavos, según sus declaraciones.
Sendero Luminoso llegó a ser considerado como uno de los movimientos terroristas más sangrientos del mundo. Según la Comisión de la Verdad, el movimiento fue responsable de la mayor parte de las 69 mil muertes que se produjeron desde que declaró “La Guerra del Pueblo” en 1980 y hasta el año 2000.
Los peruanos hemos tratado de convencernos que la captura del líder Abimael Guzman era suficiente garantía de que Sendero Luminoso había sido desarticulado, especialmente luego de que varios de sus camaradas exlíderes apoyaran su llamado al fin del conflicto. Durante los últimos años, hemos calificado como aisladas todas las acciones de sus facciones remanentes y hemos creído creer que su presencia era absolutamente marginal.
Sin embargo, los hechos recientes demuestran que, al menos la facción de los hermanos Víctor y Jorge Quispe Palomino, sigue operando en los valles de los ríos Apurímac, Ene y Mantario, en la zona que los peruanos conocemos como el VRAEM, precisamente el lugar donde se encontró y rescató a “los esclavos de Sendero”.
Si bien el alcance de las potenciales acciones de Sendero Luminoso es bastante limitado, este parece haberse reinventado y aliado con el narcotráfico y esto lo convierte en un enemigo que no debe ningunearse.
En el mensaje presidencial pasadso, el presidente Ollanta Humala señaló que el “narcotráfico ya no es un poder paralelo que manejaba el VRAEM”. Esta sería una excelente noticia si es que fuera cierta. Para pacificar el VRAEM, erradicar al narcotráfico y a Sendero Luminoso; y liberar a los peruanos que todavía viven y respiran el miedo que genera su presencia, el gobierno todavía debe afianzar sus esfuerzos en la zona no solo en el ámbito militar - policial sino también en los ámbitos social y productivo.
Históricamente, Sendero Luminoso ha ganado terreno donde el Estado brillaba por su ausencia y donde no existían alternativas económicas viables para conectarse con los mercados y beneficiarse de la globalización como cualquier otro ciudadano. Esa fue la lección que dejó la guerra a Sendero Luminoso que se libró en la década de los noventa. No hay que olvidarla. La mejor herencia que le podría dejar el presidente Ollanta Humala a su sucesor es un paquete de programas de asistencia al VRAEM que funcionen y una agenda para que se libere hasta el último centímetro de ese territorio de la presencia del terror y el narcotráfico.
carlos - 31/07 21:51:21
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