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El momento de la autocrítica es ahora

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El próximo gobierno debería recibir información estratégica del equipo del Presidente Humala que le permita tomar decisiones con rapidez.
07 de agosto de 2015
Red star
Por qué es importante
Para criticar la gestión de un tercero, lo más prudente es esperar al final. Para hacerse una autocrítica, cualquier momento es bueno.

Los analistas políticos y líderes de opinión han criticado la falta de “autocrítica” del Presidente de la República, Ollanta Humala,  en su último mensaje presidencial. El mandatario, por su parte, ha señalado que el momento para la autocrítica será al final de su mandato.

El presidente Humala parece confundir la crítica con la autocrítica. Una crítica se debe realizar al final de un evento o, en el caso materia de análisis, de un período de mandato. La autocrítica, sin embargo, debe ser permanente. Sin una capacidad de autocrítica permanente al interior del Estado, las posibilidades de mejora continua en la gestión pública se esfuman.

Y la autocrítica era necesaria en su mensaje presidencial pasado por la sencilla razón que este debía haber marcado el inicio de un proceso de transición del gobierno al siguiente equipo de gobierno, aunque este todavía no haya sido elegido.

Para quienes gobernarán al país a partir del 28 de julio de 2016, los logros del actual gobierno tienen poca importancia. Lo que más les importará será conocer dónde están los problemas más importantes, dónde los más urgentes y con qué recursos se cuenta para enfrentarlos. Si bien el presidente Humala perdió una gran oportunidad de informar al paíse sobre estos aspectos, no debería perder la ocasión de mostrar sus valores democráticos encargando a sus ministros la elaboración de diagnósticos y recomendaciones de política para el próximo equipo de gobierno al menos en los siguientes ocho temas:

  • En primer lugar, respecto de los programas de inclusión social se requiere un análisis crítico que vaya mucho más allá de los indicadores de cobertura y que termine determinando las áreas en las que el próximo equipo de gobierno debe enfocarse para potenciar su capacidad para impactar las vidas de la población.
  • En segundo lugar, respecto de las debilidades existentes en la estructura productiva del país que para algunos analistas amenaza con atrapar al país en la trampa del crecimiento económico bajo, incluyendo no solo la importancia relativa de los distintos sectores en la economía sino también los niveles de competencia y concentración en los funcionamientos de los mercados.
  • En tercer lugar, respecto de las carencias que existen en el marco legal e institucional actual que impiden una adecuada cooperación al interior de las distintas entidades del gobierno nacional. Al respecto, sería extremadamente valioso que el gobierno haga un análisis frío de las posibilidades que tiene el Estado para reorganizarse, eliminando duplicidades en el ejercicio de ciertas funciones claves para el país.
  • En quinto lugar, respecto de las reformas que se requieren al proceso de descentralización de manera que los gobiernos locales estén mejor empoderados para realizar su labor y que el gobierno nacional tenga los instrumentos necesarios para hacer cumplir las políticas de interés nacional.
  • En sexto lugar, respecto de la enorme necesidad que existe en el país para contar con mejores sistemas de estadísticas y e información georeferenciada para poder planificar mejor las acciones del gobierno en materia económica y social. 
  • En séptimo lugar, respecto de las reformas que se requieren en el ámbito político para mejorar la calidad del debate sobre los temas de interés nacional y para regular la gestión de intereses.
  • En octavo lugar, respecto de la agenda pendiente real que tiene el país para alcanzar los estándares del primer mundo.

El país requiere en este momento un líder que se de cuenta que el momento para dorar la píldora ya acabó. El momento de la autocrítica es ahora.