HISTORIAS
¿Cómo reacciona el cerebro al crédito fácil?
Esencialmente los seres humanos somos criaturas que nos enfocamos en el corto plazo. Sin embargo, el funcionamiento del cerebro es algo más complejo. Por un lado, los lóbulos frontales constituyen la parte “ejecutiva” del cerebro que se concentra en analizar el riesgo y el potencial beneficio de corto plazo de cada acción en función de las experiencias recientes. Por otro lado, la parte externa del cerebro es la región que se dedica a fijar los límites de nuestros actos. Esta es la parte que nos permite tener autocontrol. Es decir, el cableado interno del cerebro, si bien tiene un componente altamente institntivo, también busca encontrar un balance entre el placer potencial con el riesgo de pérdida. A esta relación se le conoce como de riesgo - recompensa.
La ilusión del milagro económico y el hecho de que las generaciones más jóvenes no hayan vivido el período de inexistencia de crédito en la economía ha impactado significativamente en la toma de decisiones de un importante segmento de la población pues, al analizar los riesgos y el potencial beneficio de cada acción en función de sus experiencias pasadas, la opción de endeudarse terminaba resultando atractiva. El crédito fácil y la economía del consumo han conseguido, probablemente por primera vez en la historia de la humanidad, que el cálculo del riesgo esté dominado por la ganancia o placer de corto plazo antes que por el riesgo de pérdida. Los seres humanos nos hemos vuelto adictos a las soluciones rápidas, ya sea a la comida chatarra, al conocimiento instantáneo que ofrece Internet, a las compras sin esfuerzo a través de una tarjeta de crédito o las hipotecas sin cuota inicial. Y sobre eso se habla muy poco.
El ejemplo de Estados Unidos es muy útil para ilustrar muy bien por qué los peruanos se sobreendeudaron tanto en los últimos años. Por ejemplo, durante los últimos 25 años del siglo 20, la economía norteamericana solo estuvo en recesión el 5% del tiempo, comprarado con el 22% de los 25 años anteriores. Es decir, un período tan prolongado de crecimiento ininterrumpido generó un ánimo de complacencia entre los consumidores que hizo que la pasión prevalezca sobre la razón y que motivó que los consumidores pongan en piloto automático sus patrones de consumo. Algo similar ocurrió en el Perú en las últimas décadas en las que vivimos la expansión económica más prolongada de la vida republicana del país.
El crédito fácil alimenta nuestra necesidad de recompensa inmediata, distorsiona los mecanismos de autoregulación de las personas y propensa un comportamiento de mayor riesgo. Es decir, burla al sistema de análisis de riesgo - recompensa del cerebro.
¿Qué hacer en un contexto así? Según Adam Smith, el carácter de una persona no está escrito en su ADN sino que se va formando a lo largo de su vida en función de cómo se conduce. Idealmente, un hombre debe convertirse en su propio crítico, capaz de analizar sus propios pensamientos y acciones. Sin embargo, esta habilidad no se crea de forma aislada sino a través de la interacción con los demás. Por eso es tan importante que las sociedades discutan de forma franca el tipo de sociedad de consumo desean para el país y que debatan sobre los riesgos que el sobreendeudamiento representan para el futuro de las familias del país.
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