Quien te cobra 150% no es tu amigo

Hace un par de días, el FMI elogió las políticas económicas del gobierno y señaló que si tuviera que ponerle una nota le pondría 9.9 de 10. Ayer, el diario Gestión en su portada le señalaba al FMI que estaba equivocado, por lo menos en parte. En dicha portada, se señalaba que la tasa de interés máxima de las tarjetas de crédito era de 149.5% y que el retorno de un portafolio de tarjetas era de 3%.

Para que ambas cifras sean correctas, se deben cumplir algunas de las dos condiciones: la primera es que la morosidad sea exorbitante (para justificar que cobrando 149.5% solo se tenga 3% de retorno); y la segunda es que la ineficiencia de los bancos sea descomunal (para justificar que cobrando 149.5% solo se tenga un 3% de retorno con una morosidad baja).

Sin embargo, lo más probable es que mientras la cifra del retorno del parque de tarjetas no sea la correcta, la tasa de interés máxima sí lo sea. Si no lo crees, mira tu estado de cuenta. 

En un país con la inflación que tiene Perú (que es digna de elogio) y con los niveles de morosidad existentes (si las cifras oficiales reflejan adecuadamente la realidad), no hay razón para que las entidades financieras le cobren a algún cliente suyo una tasa de interés de 149.5% por sus compras con tarjeta de crédito. Si realmente una entidad financiera desea ayudar a un cliente con un riesgo de impago tan alto, otorgándole un crédito en esas condiciones no lo está haciendo. Todo lo contrario: lo está condenando a vivir esclavo de sus deudas.

Precisamente, la publicación de esta portada del diario Gestión se realiza casi a los tres meses de que una entidad bancaria le propuso a los peruanos firmar un pacto en el que se comprometían a mejorar. La iniciativa fue muy buena, pues todos los peruanos podemos siempre hacer las cosas mejor y deberíamos esforzarnos permanentemente para hacerlo. Sin embargo, la revelación de los altos intereses que cobran las entidades de sus tarjetas de crédito quizás pueda hacerlas reflexionar sobre qué pueden hacer mejor. En nuestra opinión, con un pacto muy sencillo, de solo un punto, la calidad del servicio de las entidades financieras mejoraría notablemente y con ella la percepción que los ciudadanos tienen de estas. ¿Cuál es este punto? Simplememente: no abusar. Una entidad financiera abusa cuando simplifica todos los procedimientos de venta pero no los de cancelación de los productos. Por ejemplo, algunas te permiten contratar servicios por teléfono con una grabación de voz pero te exigen que para cancelar un producto o servicio debas acercarte a una agencia personalmente. Y una entidad financiera abusa también, por supuesto, cuando cobra 149.5% a algún cliente por sus consumos a plazos con tarjeta de crédito. ¿Tú crees que se animen las entidades financieras a firmar un pacto así?