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El campeón mundial de la palabra

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EN LA COMPETENCIA TOASTMASTERS INTERNATIONAL PARTICIPARON 33 MIL COMPETIDORES EN 7 FASES DURANTE 6 MESES.
23 de octubre de 2015
Red star
Por qué es importante
Con las palabras correctas dichas en la forma apropiada, se puede comunicar con éxito lo que se quiere y obtener los resultados esperados.

No. A pesar de que en el Perú es conocido (y temido) por su don de la palabra, al punto que hay quienes recomiendan no escucharle para no ser convencidos, esta nota no es sobre el expresidente y candidato presidencial Alan García sino sobre el ingeniero de Arabia Saudita, Mohammed Qahtani.

Qahtani ganó en agosto pasado el título de campeón mundial de hablar en público de Toastmasters International, tras una compentencia de 7 fases, que duró 6 meses y en la que participaron 33 mil competidores de todo el mundo. 

Qahtani, quien aunque parezca sorprendente creció con una tartarmudez leve, ganó la competencia final que se realizó en Las Vegas, con su discurso “El Poder de las Palabras”. 

El centro de su mensaje es que es posible convencer a una persona de una mentira, incluso si es verdaderamente absurda, utilizando las palabras correctas. Precisamente, al inicio de su discurso Qahtani trata de convencer a la audiencia (a nosotros nos convenció) de que fumar no es dañino para la salud utilizando información falsa.

En su discurso, Qahtani también deja claro que la palabra es tan poderosa como para sacar lo mejor de las personas o para llevarlas a la autodestrucción, todo ello utilizando diferentes historias como, por ejemplo, la forma en la que enseñó una lección a su hijo, su explicación de por qué los científicos son incapaces para comunicar con claridad los riesgos que el cambio climático representa para la humanidad y cómo una llamada telefónica arruinó la vida de un amigo suyo.

Si aspiras a mejorar tu capacidad para hablar en público, el discurso de Qahtani te puede servir de inspiración. También te puede servir para recordar cuán vulnerables somos a las palabras. Quizás esto nos ayude a reflexionar más cuando escuchemos historias que suenan demasiado buenas para ser verdad (especialmente en la próxima campaña electoral) y a elegir mejor las que utilizamos cuando nos dirigimos a nuestros colegas y a nuestros seres queridos.